El reino del amor
Debe existir una relación entre las tórridas temperaturas de julio y la tormenta de romances que está transformando España
Como bien apunta la revista ilustrada ¡HOLA!, debe existir una relación entre las tórridas temperaturas de este mes de julio y la tormenta de romances que está transformando España en el reino del amor. Hasta una joven marca de yogures ha ideado una campaña publicitaria promocionando un helado de yogur para celebrar cinco posibles parejas del verano. Al ritmo que llevamos, cinco pueden ser poco.
Eugenia Martínez de Irujo y José Coronado acaban de subir el termómetro. Al mismo tiempo que la NASA envía una nave no tripulada a Plutón, ese sitio tan cool, ellos tripulan esta nueva tendencia que es la pareja shock. Por supuesto que ante el público se ha abierto una necesidad de competencia y comparación con los reyes del amor y de las letras, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. No es necesario. Ambas parejas están cambiando la percepción de España para el mundo. Un país que se enamora es un país sano. "Tengo el corazón contento, lleno de alegría".
Eugenia es nuestra duquesa favorita. Y Coronado, el príncipe de nuestros actores. Cada uno ha hecho de sus personas lo que querían ser. Eugenia es impecable, de trato y conducta. Y Coronado lo es como profesional. El pedigrí de sus vidas sentimentales no puede ser mejor. Consigue enroscar familias muy distantes a través de sus inquietos corazones. Coronado es padre junto a Paola Dominguín de Nicolás. Paola es la hermana de Miguel Bosé y ambos fueron primos de Carmina Ordóñez, la madre de Fran Rivera que es padre junto a Eugenia Martínez de Irujo de Cayetana Rivera, que también es prima de Kiko Rivera, hermano de Fran y Cayetano por parte de padre y de Chabelita Pantoja por parte de madre, Isabel Pantoja, que fue amor clandestino y luego muy ruidoso de Coronado en los años noventa. Todavía hay más: los Dominguín Bosé son ahijados de Picasso, que nunca consiguió retratar, desnuda y cubista, a la duquesa de Alba, como respuesta al célebre retrato de Goya de una de las antepasadas de Cayetana Fitz-James Stuart. No es una telenovela. Es la confirmación que España es una gran familia, unida por el corazón.
O sea, que el sabor de ese apetecible helado de yogur para las parejas del verano, de momento, tiene que mezclar flamenco, pop, alta literatura y aristocracia sin que te entre frío en el cuerpo. ¡Menudo yogur, menudo país! Y como topping, la revelación de que en estas nuevas parejas se mantiene la tendencia de escoger un caballero maduro como media naranja. Al parecer, las mujeres prefieren a los maduros cuando ellas se vuelven más independientes económicamente. Aprecian de ellos su fuerza tranquila. Pero lo que más les gusta es que tienen mejores modales. Y también que, con el paso del tiempo, los hombres maduros ponen más de su parte en la relación porque ya saben que ninguno de los dos va a cambiar sus hábitos. Y es ese punto de comprensión lo que activa la unión. Mucho más que el deseo, con frecuencia tan pasajero.
En el Partido Popular están empeñados en que nos enamoremos de Pablo Casado, un joven delgado y con buen pelo, ese buen pelo que solo abunda en el partido conservador, pero que recuerda tanto a Albert Rivera que se nos baja la libido. Y no es porque Rivera, el original, nos parezca desabrido. Todo lo contrario, Rivera tiene su carácter además de ese recuerdo para muchos barceloneses de verlo desnudo reclamando el voto hace casi una década, ingredientes que no tiene Casado. Una vez más, se confirma que al Partido Popular le cuesta modernizarse. No se han dado cuenta que Rivera tiene un estilo muy propio. De chico mediterráneo que ha escuchado Take That y New kids on the block. El mar le sirve para escoger esas tonalidades de azul para sus americanas. Y de las boy band, el vaquero como uniforme tanto para visitar la calle Génova o Ferraz. En cambio, los estilistas del PP disfrazan a Casado. Unas veces lo visten como si fuera a misa de Corpus con María Dolores. Otras como si fuera a fumarse un puro con Mariano en Las Ventas... Quizás podrían hacer una visita a Cámbiame, ese simpático programa de Telecinco y que el príncipe Pelayo, igual que en la Cenicienta, deslice en Casado unas sandalias de Nicolas Ghesquière.
La campaña de yogures había pensando en cinco parejas. Ya tenemos a Los Nobel y Los Coronado. Faltarían Iker y Sara, que son un trío si pensamos en Oporto y un quinteto si pensamos en los padres del exmadridista. María Teresa y Bigote, que, aunque empezaron el año pasado, siguen felices. La quinta pareja serían lógicamente Albert Rivera y Pedro Sánchez, los posibles presidentes del reino del amor.
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