Llámame Quinua

Según la cadena de restaurantes estadounidense BJ’s, no existe en su país ni un humano que se llame Quinoa (quinua), ese seudocereal perteneciente a la subfamilia Chenopodioideae, que, a pesar de ser seudo, sub y venir de una familia con un apellido que si lo intentas escribir con tus propios dedos, te da un síncope, hace furor entre ese segmento de la población para la que comer es medio, no fin.

Eso sí, considerando que Gwyneth Paltrow se halla en edad fértil, este es, sin duda, un problema a extinguir. Pero los restauradores han decidido no esperar a que la actriz dé el paso –aunque se ponga ya a trabajar en el tema, el proyecto le llevará unos nueve meses- y han ofrecido un cheque regalo para sus establecimientos por valor de 10.000 dólares a todos los que, desde ahora hasta el 7 de septiembre (día del trabajo en EE UU), tengan un vástago y le llamen Quinoa. Para quienes prefieren hacerlo todo online (pedir la cena, buscar alguien con quien engendrar…), la cadena ofrece cupones de descuento a los que se cambien el nombre en su perfil de Twitter por Quinoa.

Pero si es usted de los que sale a jugar solo para divertirse, sin afán competitivo, o cobrar este premio en un BJ’s de EE UU le requiere una operativa demasiado compleja y cara, siempre le queda ponerle este nombre a cosas que le rodean. Como se ha hecho toda la vida, antes de que los nombres de la broma se convirtieron en serios candidatos a nombre del hijo o la hija. Puede llamarle quinua al pene de su ex, o al de su jefe. O a sus pechos los puede bautizar como ‘las quinuas’. Su gato también pueden ser quinua. Todo puede serlo, porque, como bien saben quienes consumen esto con fruición: con esfuerzo –y tragar esto lo requiere- no hay nada que se nos resista.