Nunca es tarde si el entrenador es bueno
El deporte es la mejor medicina para prevenir la fragilidad, por eso cada vez más mayores de 65 años lo practican Toda prevención es poca a la hora de ponerse en marcha para evitar lesiones
Se dice que el mérito debe adjudicársele a las campañas de marketing de los fabricantes de zapatillas. Sea cierta o no esa versión de los hechos, los médicos de familia han sido testigos de cómo de la noche a la mañana sus pacientes mayores de 65 años se han lanzado a experimentar con el deporte.
“Curiosamente, el corazón y los pulmones se adaptan antes a las disciplinas de resistencia que los músculos y el esqueleto. Vemos que aguantamos y entrenamos más, pero el riesgo de lesión se dispara”, indica Óscar de las Mozas, licenciado en Ciencias del Deporte y fundador del club Coentrena.
La geriatra Rosa López Mongil sostiene que se puede empezar a hacer deporte a cualquier edad. “Incluso a los 80 años. A esa persona le pueden quedar entre 10 y 15 años de vida, y los riesgos de la inactividad son tan altos a esa edad que nadie va a sacar más beneficio que ellos del ejercicio. La actividad física es la mejor medicina para prevenir la fragilidad, que es el paso previo a la dependencia”.
De repente se sienten vitales, útiles y mucho más jóvenes. Eso los motiva para seguir
Todos parecen contentos. Todos menos los traumatólogos. “Cada vez vienen más pacientes con problemas en los pies, las rodillas o la musculatura de las piernas”, corrobora Javier Vaquero Martín, jefe del servicio de Traumatología del hospital Gregorio Marañón de Madrid. A su consulta llega la gente cuando ya no puede seguir. Antes ha probado a aliviar el dolor con antiinflamatorios y cremas tópicas musculares. Rafael Cabezas ha visto crecer las ventas de estos últimos productos y de reparadores musculares que comercializa su empresa, Fisix. “La gente busca modos de proteger y preparar músculos y tendones para el trabajo físico”. En opinión de Óscar de las Mozas, una persona de 65 años que no tuviera problemas vasculares serios podría beneficiarse de estos productos. “Sobre todo, las cremas frías, que tienen un efecto recuperador después del ejercicio”.
Para Vaquero Martín, la creencia de que para empezar a hacer deporte solo se necesitan un par de zapatillas constituye un error. “Antes se debería examinar el estado general y la capacidad pulmonar de la persona, y luego hacer un estudio biomecánico del pie para elegir un calzado que corrija los posibles defectos de apoyo”. Óscar de las Mozas explica que con el entusiasmo la gente se olvida de respetar los descansos. “A más edad se necesita más recuperación. Hacer deporte a diario es una agresión contra el cuerpo, recomiendo como máximo cuatro días por semana, estirar muy bien e ir a un fisioterapeuta una o dos veces al mes. El deporte no tiene que machacar”.
Parar es difícil porque la actividad física cambia radicalmente el modo de vida. “De repente se sienten vitales, útiles y mucho más jóvenes. Eso los motiva para seguir y piensan: ‘¿Cómo lo voy a dejar ahora si estoy mejor que nunca?”, razona el fundador del club Coentrena. “Todo el mundo quiere correr, pero existen prácticas de bajo impacto como el senderismo, el remo o la natación”, explica De las Mozas. La edad es, efectivamente, solo un número. Pero a las cifras conviene a veces prestarle atención.
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