Sudán la está armando
Reuters/Stringer
Sudán está librando varios conflictos al interno de su propio territorio: Darfur, Kordofán del Sur y los Montes nubas o en el Estado de Blue Nile. Además, el gobierno de Jartum es sospechoso de apoyar y armar a los rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor, a los selekas de la República Centroafricana o a los de Sudán del Sur, entre otros.
Desde hace una tiempo, el presidente del país, Omar al-Bashir, que hace solo un par de meses recibía la noticia de que la Corte Penal Internacional suspendía la causa de Darfur por la que estaba imputado, parece que ha descubierto un gran negocio que está dejando grandes beneficios al país, los cuales le permiten mantener las guerras contra los grupos rebeldes en el sur del país: la venta de armamento a grupos armados de todo el continente.
En la actualidad, Sudán se ha convertido en el tercer productor de armamento del continente, tras Egipto y Sudáfrica, gracias a la fábrica gubernamental Military Industry Corporation (MIC) establecida en 1993, tras la imposición de un embargo de armas al país. Esta industria ofrece variantes del AK-47, munición para armas ligeras y pesadas, carros armados y artillería. MIC se especializa en copiar diseños extranjeros, especialmente chinos.
Desde hace tiempo se sabe que Sudán provee armas y municiones a diversos grupos armados y ejércitos del continente, desde Costa de Marfil a Somalia o, últimamente, en la República Centroafricana, donde mercenarios sudaneses han luchado junto a los grupos selekas y gran cantidad de armamento y munición sudanés ha terminado en manos de los rebeldes, posiblemente cedidas por los mercenarios aunque también hay evidencias de ventas directas de Jartum a los selekas. Grupos de investigadores de Conflict Armaments Research o Small Arms Survey han encontrado pruebas del uso de armamento producido en Sudán o triangulado por este país en casi todos los conflictos que tienen lugar en el continente.
Este último aspecto también es importante recordarlo porque Sudán sirve como lugar de paso de armas y municiones provenientes, principalmente, de China e Irán. El gigante asiático es el principal proveedor de armamento y municiones a Sudán por un importe de unos 35 millones de dólares al año. Irán por su parte, ha encontrado en el país africano una vía para dar salida a su armamento ya que el país sufre un embargo impuesto por Naciones Unidas en 2006.
Los investigadores de Conflict Armaments Research tienen evidencias de que armamento fabricado en China, y posiblemente también en Irán, ha sido transferido desde Sudán a la RCA. Los investigadores piensan que es posible que el apoyo de Sudán a los selekas tenga que ver con la autoproclamación de estos como la voz de los musulmanes de la RCA y las décadas de lucha de Jartum contra grupos cristianos en el sur de su propio país. Pero en otros casos no existe no es fácil encontrar una razón que justifique el apoyo militar por parte de Jartum o la venta de armamento.
Por ejemplo, en 2009 se encontraron en el norte de Costa de Marfil 500.000 cartuchos de munición de fabricación sudanesa e iraní que habrían entrando en el país a través de Burkina Faso, país que durante décadas ha también ha suministrado armas y municiones a muchos grupos armados africanos. Sudán no tiene ningún interés estratégico en la región, por lo que el único que pudo llevarle a vender esas municiones fue el económico, piensan los investigadores.
La lista de grupos que se benefician del comercio con Sudán es muy larga; podemos resumirla diciendo que las armas fabricadas o trianguladas por Sudán han encontrado su camino en conflictos como el de la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Somalia o recientemente al de Libia, por citar solo unos pocos.
Sudán, un país con poca industria y que lleva décadas desangrando su economía en varios conflictos dentro de su propio territorio ha encontrado en el tráfico de armas, sobre todo el ilegal, una fuente de ingresos bastante lucrativa que le da un respiro en su economía y le permite seguir manteniendo las guerras de Darfur, Kordofan del Sur o Blue Nile. Para ello, no le importa violar directamente las sanciones y embargos impuestos por Naciones Unidas, como sucedió en el caso de Costa de Marfil que señalábamos más arriba.
El Tratado Internacional de Comercio de armas que entró en vigor hace poco, no soluciona el problema del mercado negro de armamento, que en África es el que tiene mayor predicamento y produce más beneficios. Su objetivo no es terminar con el comercio de armas sino regularlo. Aunque los estados miembros sí que:
- Están obligados a evaluar sus exportaciones de armas convencionales para determinar si existe el peligro de que se utilicen para incentivar los conflictos existentes.
- Tienen prohibido autorizar transferencias de armamento que puede ser empleado en la comisión de genocidios, crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra. Igualmente si existe riesgo de que las armas se empleen para socavar la paz y la seguridad o cometer una grave violación del derecho internacional humanitario o de derechos humanos.
- Están obligados a tomar medidas para prevenir el desvío de armas al mercado negro, así como elaborar informes de sus importaciones y exportaciones de armas convencionales.
Sudán es uno de los países que desde un primer momento se opuso a este tratado y una vez aprobado no lo ha firmado, por lo cual, en principio no estaría obligado por él y no tienen que presentar los informes que demuestren que cumple con los tres punto expuestos anteriormente.
- Están obligados a evaluar sus exportaciones de armas convencionales para determinar si existe el peligro de que se utilicen para incentivar los conflictos existentes.
- Tienen prohibido autorizar transferencias de armamento que puede ser empleado en la comisión de genocidios, crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra. Igualmente si existe riesgo de que las armas se empleen para socavar la paz y la seguridad o cometer una grave violación del derecho internacional humanitario o de derechos humanos.
- Están obligados a tomar medidas para prevenir el desvío de armas al mercado negro, así como elaborar informes de sus importaciones y exportaciones de armas convencionales.
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