Economistas y pesimismo
Mirando de arriba abajo el currículo de la carrera de Economía no he visto por ningún lado asignatura alguna llamada Pesimismo Económico o Economía de la Depresión. En los medios, sobre todo audiovisuales, los economistas son todos iguales. Entrecejo fruncido, gesto torcido y, por encima de todo, esto no se puede hacer y esto desestabiliza los mercados financieros. Pues resulta que la troika se puede romper, pues resulta que Francia y Obama, nada sospechosos de ser rojos bolcheviques, apoyan a Grecia y el fin del austericidio.
La magia de la política es el hacer posible lo imposible hasta ahora, el ampliar los márgenes de actuación, el probar cosas nuevas, o no tan nuevas, pero que defiendan los intereses generales y a la gente. Esto no parecen entenderlo los economistas cuyo discurso se centra en análisis pasado y en las consecuencias nocivas de todo lo que se pretenda hacer. Son pocos los que dan discurso de luz, son pocos los que dan esperanza, son pocos los que proponen y se arriesgan a postularse, a comprometerse con ideas. Necesitamos un poco más de compromiso, y necesitamos a todos, y a los mejores, para darle la vuelta a este país. Necesitamos cambiar el gesto torcido por las bonitas sonrisas y, por último, necesitamos cambiar, con nuestra sonrisa, a los agentes políticos y económicos que dicen que no por los que se arriesgan y se comprometen.— Adrián Navalón Osa.
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