“Detrás de cada crisis hay un rostro, casi siempre de niño o mujer”
La secretaria general de Asuntos Humanitarios de la ONU cree que hacen falta nuevas vías de financiación para atender las crisis y conflictos crecientes
Valerie Amos (Georgetown, 1954) ha sido la Secretaria General Adjunta de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas en un periodo en el que ha visto el número de intervenciones dispararse por el estallido de crisis como la de Siria -que se ha ido cronificando a lo largo de estos años-, y del ébola. En dos meses, esta socióloga británica dejará su cargo y asegura que aún no sabe qué hará después. Pero tiene claro cuál ha sido su tarea más díficil: intentar hacer entender que detrás de los números, hay vidas en juego. El reto para el futuro es encontrar nuevas vías de financiación.
Pregunta. ¿Cuál es su balance de estos últimos cuatro años en el cargo?
Respuesta. Ha sido uno de los periodos más intensos para la acción humanitaria en el mundo. Tuvimos que enfrentarnos a muchísimas crisis. Y gran parte de nuestro trabajo se ha volcado en países y regiones afectadas por conflictos. Lo que hace que, en estas áreas, nuestra acción se extienda por un tiempo más largo ya que, a menudo, es difícil encontrar una solución política. Y hay otra cosa a destacar: estos conflictos se producen en un contexto muy complejo que “politiza” la acción humanitaria mientras que esta se basa en la independencia, la neutralidad, pues es para todos. Estos principios son puestos a menudo bajo presión por la falta de soluciones políticas.
P. Usted impulsó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para permitir la entrada de ayuda humanitaria en las zonas controladas por los rebeldes en Siria. Con más de tres millones de refugiados, ¿cómo cree que la comunidad internacional ha gestionado esta crisis?
R. Existen muchas vertientes. En términos humanitarios, tenemos la situación dentro del territorio sirio, donde 3,6 millones de personas se encuentran en áreas controladas por Estado Islámico. Luego, las zonas controladas por el Gobierno y otras en manos de terroristas y grupos armados. Es un ambiente extremadamente inseguro: 12 millones de persones en Siria se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad. Las resoluciones de la ONU son muy importantes porque nos permiten cruzar desde Turquía, Jordania o Irak —cuando la situación de seguridad lo permite— a estos territorios de Siria no controlados por el Gobierno.
Ha sido frustrante ver cómo el número de personas necesitadas en Siria ha pasado de uno a 12 millones en tan solo cuatro años
Luego, consideremos la situación en los países vecinos. Allí hay 3,8 millones de personas registradas como refugiados por ACNUR, y esto representa mucha presión sobre países como Líbano o Jordania. El 25% de la población libanesa está formada ahora por desplazados sirios, y en Jordania el porcentaje es alrededor del 20%. La mayoría de los refugiados no viven en los campos, sino en comunidades que ya antes eran pobres y necesitan apoyo. También los propios Gobiernos, que miran a los efectos sobre sus economías. Nuestro trabajo es ayudar dentro de Siria pero también en los países vecinos. Por eso pedimos 8.400 millones de dólares (7.400 millones de euros) para este 2015. Tenemos la conferencia de donantes el 21 de marzo en Kuwait donde esperamos poder recaudar esa cifra. El año pasado solicitamos 6.000 millones (5.300 millones de euros) y obtuvimos el 56% de este dinero. Dos tercios habían sido prometidos en la conferencia de donantes del año pasado.
P. La ONU ha anunciado que para 2015 necesita 16.400 millones de dólares (14.500 millones de euros) para acción humanitaria. ¿Cree que se conseguirá esta cantidad?
R. Cada año, la cifra que pedimos crece y esto refleja el estado del mundo. El año pasado logramos recaudar 10.000 millones de dólares (8.800 millones de euros). Obviamente, se ha gastado más ya que a ese dinero hay que sumarle el que los Estados ofrecen directamente a otros países a través de acuerdos bilaterales, así como el que dan a las ONG sobre el terreno. Yo espero que recaudemos más este año, aunque creo que será difícil. Y esta es la razón por la que el Secretario General de la ONU va a poner en marcha una comisión para analizar la financiación de la ayuda humanitaria. Porque no podemos seguir pidiendo a los países donantes, que son un número relativamente pequeño, que den más. Una cosa muy importante que quiero decir a los españoles es que, aún en medio de esta gran crisis económica, las personas han demostrado ser extremadamente generosas a la hora de dar su apoyo a la acción humanitaria. Si pregunta a las ONG españolas, le dirán que su recaudación ha aumentado a pesar de la crisis. Quisiera agradecérselo a la sociedad de este país.
P. Pero la Ayuda Oficial al Desarrollo ha descendido mucho en estos años…
R. La ayuda ha disminuido gradualmente. Hemos tenido una aportación continua al fondo para las emergencias para apoyar actividades en Mali, Siria, los territorios ocupados de Palestina, para abordar la crisis del Ébola… España es un aliado importante. Nosotros vemos la colaboración en la acción humanitaria no solo como dinero, sino también como apoyo político. Aunque espero que, con la mejora de la situación económica, la aportación vuelva a aumentar. España es ahora miembro no permanente del Consejo de Seguridad y esperamos que en esta posición muestre su compromiso.
P. ¿Cuál es la razón de esta falta crónica de financiación?
R. Quiero subrayar que realmente los fondos globales para la acción humanitaria han aumentado en los últimos años. El problema es que las necesidades en el mundo se han disparado y se ha ampliado la brecha, porque los recursos aumentan pero no con la misma rapidez. Tenemos que buscar nuevas maneras de financiación, pero también intentar prevenir el estallido de conflictos.
P. La UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo) ha anunciado que suspende los pagos a cientos de miles de palestinos para la reconstrucción de viviendas en Gaza por falta de financiación, a pesar de que en octubre la conferencia de donantes en El Cairo prometió 5.400 millones de dólares (4.700 millones de euros). ¿Qué ha funcionado mal?
R. UNRWA ha tenido una carencia de fondos en los últimos dos años. El conflicto reciente en Gaza ha aumentado la necesidad de reconstrucción, una labor que se ve dificultada por el bloqueo que impide la entrada del material que se necesita. Es verdad que la Conferencia de El Cairo prometió fondos, pero no necesariamente van a UNRWA. Van a la reconstrucción y a otros entes. Lo que necesitamos realmente es que el material necesario pueda entrar en Gaza.
P. ¿Qué hemos aprendido en su opinión de la crisis del ébola? ¿El mundo está mejor preparado y prestará más atención a enfermedades olvidadas como esta, teniendo en cuenta el impacto sobre la salud global?
R. Déjeme empezar por los tres países africanos (Sierra Leona, Guinea Conakry y Liberia) que han sido el epicentro de la crisis. Tenemos que recordar que todos ellos han salido de conflictos recientes, y tienen sistemas sanitarios e instituciones frágiles. Así que hay una lección sobre la inversión que hay que hacer en países en situación de posguerra. En el pasado, el ébola se había manifestado en contextos en los que era más fácil contenerlo. Pero ahora, en 2014 y 2015, hemos tenido niveles de difusión de una magnitud completamente distinta. La tasa de expansión de la enfermedad ha sido mucho más grande. Es ahora cuando estamos viendo una reducción, pero no podemos ser complacientes porque entramos en una fase especialmente delicada.
Otro aspecto de esta crisis ha sido la concienciación. Ha hecho ver a la gente que muchas prácticas tradicionales alentaban la difusión del virus. Hay tres elementos que estamos intentando equilibrar: parar el ébola y tratarlo; estar seguros de que los servicios esenciales lleguen a los que no tienen el virus; y trabajar en la reconstrucción de estos países en el largo plazo para que estén más preparados en el futuro. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha anunciado que está estudiando la creación de un organismo para las emergencias sanitarias, para abordar situaciones como esta que tienen un impacto económico muy grande en los países afectados y en otros del entorno en África.
P. ¿Cuál ha sido la parte más difícil de su trabajo en estos últimos cuatro años?
R. Intentar que la acción humanitaria fuera imparcial y neutral; y hacer que el mundo recuerde que detrás de cada crisis, detrás de cada conflicto y cada dato, hay un rostro, y normalmente es el de un niño o de una mujer. Hay familias destruidas. Ayudar al mundo a ser consciente de esto, sobre todo cuando hay tantas crisis que surgen de diferencias políticas y conflictos, es difícil. Ha sido frustrante ver cómo el número de personas necesitadas en Siria ha pasado de uno a 12 millones en tan solo cuatro años. Necesitamos que los Estados sean responsables de sus acciones. Y también una manera más eficaz de enfrentarnos al terrorismo.
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