La gata de Karl Lagerfeld quiere que te maquilles con sus productos
El último capricho del Káiser con su minina ha involucrado al maquillador Shu Uemura para una edición limitada de sombras y labiales
“Soy tan cara. Sólo se me puede lavar en seco”. Detrás de esas palabras lanzadas en Twitter se encuentra Choupette, una pequeña gatita de largo pelo blanco, de poco más de tres kilos y desde hace unos años la compañía favorita de Karl Lagerfeld. Habría que precisar, porque más que la gatita, esa oda a la opulencia de menos de 140 caracteres está escrita por las dos niñeras y el equipo de asesores de la minina, capricho del Káiser desde que en Navidad de 2011 se la arrebatara a su ex toy boy, el modelo Baptiste Giabiconi tras prendarse de ésta.
La línea de maquillaje está compuesta por una sombra de ojos, cuyo tono imita el color azul de los de la gata, unas largas pestañas postizas decoradas con pequeñas plumas rosas y hasta un baúl plateado.
Porque si Giacobini protagonizó todas las campañas y desfiles posibles comandados por Lagerfeld, Choupette, Chou para los más íntimos, no iba a ser menos y después de su primera y comentadísima primera portada en el Vogue alemán en 2013, la It-Cat posee un blog, titulado Choupette’s Diary, cuenta de Instagram, Twitter y Facebook. Un imperio virtual, pero también material que hasta ahora nos ha demostrado que la gata es toda una artista renacentista: ha ejercido de periodista, también de modelo en campañas millonarias, por supuesto, tiene una colección de bolsos, accesorios para smartphones y gorros de lana , amén de un libro, Choupette: The Private life of a High-Flying Fashion Cat de 128 páginas explicando cuánto de consentida le tiene su protector, aparece en la aplicación de emojis lanzada por Lagerfeld a principios del año pasado, y ahora una edición limitada de maquillaje creada por el maestro nipón Shu Uemura y llamada con el coqueto nombre Shupette Holiday makeup collection. Lejos de decaer el fenómeno, Lagerfeld, de 80 años de edad, parece que sigue apostando por llevar a su iPet a lo más alto del siempre volátil mundo de las tendencias y allá donde pisa lo hace acompañado de la minina.
La línea de maquillaje en cuestión está compuesta por una sombra de ojos, cuyo tono imita el color azul de los de la gata, unas largas pestañas postizas decoradas con pequeñas plumas rosas, glitter dorado y cristales, base de maquillaje, labiales, colorete, un aceite desmaquillante, esmaltes, rizador de pestañas, un juego de brochas y hasta un baúl plateado donde poder guardar todo. Y como imagen de la propuesta, un dibujo de Choupette -blanquita, esponjosa y ataviada con un lacito negro, suma del espíritu kawaii y el chic parisino- salido de las manos y del amor incondicional del mismísimo Karl Lagerfeld. Se puso a la venta antes de Navidades y se puede encontrar en el site de la marca japonesa.
La decisión de que una gata sea imagen de una línea de maquillaje es, como mínimo, inusual, aunque esta excentricidad es la última de una larga lista a la que extrañamente nos ha acostumbrado el director creativo de Chanel. “Nunca pensé que me podría enamorar de una gata”, confesó ya en 2013 Lagerfeld a la cadena de noticias CNN. “Es una lástima que no me pueda casar con ella”, añadió. Es difícil que el Káiser logre llevar a cabo ese deseo, pero de lo que no cabe duda es que ha conseguido que 2014 sea el año de su mascota.
¿Logrará Choupette suplantar definitivamente a supermodelos como Laetitia Casta o Gisele Bündchen, con quienes ha compartido portadas, como la súper maniquí de la década? La sola pregunta resulta irrisoria, pero no habría que pasar por alto la excesiva atención mediática que se le presta a las mascotas de diseñadores y celebrities, desde los chihuahuas de Paris Hilton a los dos gatos de Taylor Swift, el conejo de Cara Delevingne, Cecil (más de cien mil seguidores en Twitter), el perro de Marc Jacobs, Neville (55 mil seguidores en Twitter) o el compañero de éste, Charlie (15 mil seguidores en Twitter). El único que puede hacerle sombra, por razones obvias, es el malhumorado Grumpy Cat. Uno y otro, el ying y el yang de la pasión 2.0 por los gatos.
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