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Rock, aventuras y biología

Con la novela ‘Exo’, el biólogo Jordi Olloquequi acerca a los jóvenes diversos aspectos de su especialidad

Javier Salvatierra
Jordi Olloquequi, en Madrid.
Jordi Olloquequi, en Madrid.

“En realidad, lo que pasa es que tu cuerpo produce más dopamina, un neurotransmisor que está asociado al placer. Además, en tu estado, las áreas del cerebro relacionadas con el juicio y el razonamiento se inhiben. (...) Bajan tus niveles de serotonina, un neurotransmisor que controla los impulsos y ayuda a mantener el control. Si tu cerebro deja de producirla, te sientes deprimido y se favorecen los pensamientos obsesivos.”

No suena demasiado romántico, pero esta es la descripción científica del enamoramiento. Suele ser chocante poner en términos técnicos determinadas cosas, como los sentimientos. Algo que nos eriza la piel no casa demasiado con proteínas, moléculas, reacciones químicas, neurotransmisores… Pues eso precisamente es lo que ha tratado de hacer Jordi Olloquequi (Barcelona, 1982), doctorado en Biología Celular por la Universidad de Barcelona, en Exo (editorial laGalera), una novela dirigida al público infantil y juvenil con la que pretende hacer “sexy” su especialidad. En ella, un extraterrestre del planeta Krokus viaja a la Tierra, conoce a Eva, también bióloga, con la que pronto surgirá la química, y juntos emprenden una serie de aventuras que desembocan en un inesperado final.

Olloquequi tampoco es seguramente lo que se espera de un doctor en Biología celular y profesor universitario. Pantalón ajustadísimo verde, zapatillas all star, camisa a cuadros, espesa melena negra, como la barba, un aro le atraviesa el lado derecho de la nariz; otro, más grande, el lóbulo izquierdo. Más que un científico, parece el músico de rock que también es. En bandas como Nikosia, Glory Hole, Medianoche… Siempre rock, que es precisamente el elemento que desencadena la aventura del krokusiano, de nombre, cómo no, Ziggy Stardust, el alter ego de David Bowie en los 70, y de Eva, apellidada casualmente Gibson, como la famosa marca de guitarras. De la mano de estos dos personajes se puede descubrir, por ejemplo, la diferencia entre un sapo y una rana, por qué brillan las luciérnagas, qué ocurre en el núcleo de una célula humana o, ya que estamos, en el estómago de una vaca.

Portada de la novela 'Exo'.
Portada de la novela 'Exo'.

Por ejemplo, Eva y Ziggy, en una especie de Viaje alucinante, se introducen en el cuerpo —de vértigo, por dentro y por fuera— de Claudia. Tras atravesar un mar de mocos, consiguen llegar a la célula elegida, atravesar su membrana, alcanzar el núcleo y echar un vistazo a ese ADN que ha hecho de la chica un auténtico bombón. “Aquí se hacen muchas metáforas, pero se está hablando finalmente de moléculas que existen y de procesos celulares que existen y que son así. Se hace de una forma que se puede entender, pero rigurosa”, defiende Olloquequi. Para entender el funcionamiento de la célula, no duda en narrar esos procesos como acontecimientos deportivos. De hecho, Ziggy y Claudia son testigos de una especie de juegos olímpicos, partidos de fútbol incluidos, entre las distintas moléculas (proteínas, enzimas, etc) que participan en esos mecanismos. “Sí, eso fue para ilustrar el ciclo de Krebs”. ¿Perdón? “Es la forma, el conjunto de reacciones bioquímicas mediante las cuales la célula consigue energía”.

“Muchas veces, las obras de divulgación tienden a simplificar tanto que se pierde información, o se dicen cosas que no son del todo exactas. Entonces, el reto era hacerlo lo más entendible posible, pero sin faltar al rigor científico”, explica Olloquequi. Pero el libro va dirigido a chicos a partir de 12 años, así que los temas biológicos que se abordan en el libro son los que figuran en los temarios de ESO y bachillerato. “La idea es intentar ayudar a estos estudiantes a verlo de otra forma un poco más entretenida, a entenderlo un poco mejor, para ayudarles a generar esta vocación o engancharse a la ciencia”.

Estudiar los pulmones en Chile

Para la presentación de Exo, Jordi Olloquequi ha hecho un paréntesis en su actividad principal, que es el estudio de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) en la Universidad Autónoma de Chile. "El 90% de los enfermos de EPOC son fumadores, pero solo el 20% de los fumadores desarrolla la enfermedad, es decir, que hay un tema de predisposición genética. Yo estoy viendo qué genes están asociados", explica con sencillez. Además, trata de descubrir la incidencia del humo de leña, usada como calefacción en países en desarrollo, en la enfermedad. "Es una enfermedad que todavía no se conoce muy bien. Yo estoy en esa área: ver cómo funciona, qué es lo que sucede y a partir de ahí, intentar buscar dianas terapéuticas".

Sobre este tema ha publicado varios artículos en revistas internacionales, aunque eso no le sirvió para que le renovaran el contrato de investigación que tenía en España. Por eso tuvo que emigrar a Chile, donde investiga desde marzo. Critica los recortes en investigación que le han forzado a emigrar y, aunque sostiene que los científicos españoles están “muy bien valorados” en el extranjero, advierte de que esa valoración puede darse la vuelta si se persiste en esa línea “porque claro, con todos los recortes en la educación, etc, seguro que se está perdiendo calidad”.

Además del rock, uno de los temas que sobrevuela cada una de las páginas de la novela es el cambio climático provocado por la actividad humana. Es precisamente lo que está estudiando Eva cuando Ziggy se cruza en su vida y lo que les lleva a distintas partes del planeta a bordo de Tryton X-100, la nave sabihonda con la que el krokusiano ha cruzado el universo. “Desde el punto de vista biológico seguro que a la Tierra le iría mucho mejor sin nosotros”, sostiene Olloquequi, consciente de la contundencia de la frase. “He querido reflejar la problemática real del planeta, que es por culpa del hombre”, dice. “Espero que con la historia de Exo, la gente se conciencie más y empiece a tomar medidas, porque esto depende de todos, de los gobiernos especialmente, pero también del ciudadano de a pie. Hace falta un mensaje contundente para que la gente cambie el chip y en Exo está ese mensaje”. No obstante, reivindica la esperanza: “Yo creo que siempre hay esperanza y más nosotros, los humanos, que somos capaces de hacer cosas tan grandes”.

Tan grandes como encarnar a un científico, a un rockero y, ahora, a un novelista juvenil. “A mi me llegan a decir esto cuando estudiaba la carrera y no se me habría ocurrido”, dice riendo.

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