Ecos de una gira
El viaje de Santos a Europa no era para pedir dinero, sino para constatar y aprovechar la voluntad internacional de ayudar en el proceso de paz
El cierre en Londres de la gira del presidente Juan Manuel Santos por el Viejo Continente permite hacer el balance de un viaje que tiene más trascendencia que la otorgada por sectores de la opinión en Colombia. En un país que aún mira con suspicacia los desplazamientos de los funcionarios al exterior, es fácil menospreciar y trivializar gestiones que solo se logran con encuentros personales, al más alto nivel.
(...) Mientras internamente las conversaciones en La Habana son fuente de intensas polémicas y una buena dosis de escepticismo, los Gobiernos de las más diversas tendencias respaldan la posibilidad de una paz negociada. Si bien este asunto que atañe directamente a los colombianos, no se puede desdeñar el interés de la comunidad internacional.
Así quedó claro en Europa. Uno tras otro, jefes de Estado y de Gobierno, al igual que la UE dieron su respaldo a lo que se viene haciendo. Ese fue el caso en Madrid, Bruselas, Berlín, Lisboa y París. De ese apoyo deberían tomar nota los negociadores de las FARC, que necesitan entender lo que el mundo espera de ellos, que no es otra cosa que la dejación de las armas y acuerdos que permitan el fin de la violencia que nos ha desangrado. (...) No se trataba de pedir dinero, sino de establecer un mecanismo que sería muy útil, pues hay fondos disponibles y voluntad de ayudar. Desconocer esa realidad es una tontería.
Esta gira fue la primera dedicada al tema de la paz, pero no debería ser la última. Y es que hay que continuar la labor para que un mundo que en ocasiones ha sido parte de nuestros problemas sea ahora parte de la solución.
Bogotá, 6 de noviembre.
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