Sin proyecto
Cuando pide perdón por “esas cosas”, ¿se ríe por dentro, llora por dentro o permanece impasible como la máquina de la cafetería al proferir lo de “Su tabaco, gracias”?

¿Distingue Rajoy la mentira de la verdad, el día de la noche, el arriba del abajo, el dentro del afuera, la corrupción aislada de la infección total? ¿Dispone, como la mayoría de los ciudadanos, de una alarma moral o de otro tipo que le indica cuándo traspasa la frontera entre la compostura y la mentecatez? Al meterse en la cama, por la noche, y repasar lo que ha dicho a lo largo de la jornada, ¿le remuerde la conciencia, se le ponen los pelos de punta, se engríe de su capacidad para conducir verbalmente en dirección contraria a los hechos? Cuando pide perdón por “esas cosas”, ¿se ríe por dentro, llora por dentro o permanece impasible como la máquina de la cafetería al proferir lo de “Su tabaco, gracias”? ¿Es consciente de que dirige un país a la deriva, sin horizonte, sin ilusión, sin proyecto? ¿Conoce el último informe de Cáritas? ¿De quién recibe órdenes, a qué hora, cuál es el objetivo de su acción de gobierno? ¿Dónde ha aprendido a trabajar la catástrofe pública con la minuciosidad de un virtuoso de la filigrana, de un artista del detalle, de un obrero del matiz, de un artífice de la tonalidad, de un obseso de la coloración, de un técnico de la medida? ¿Con quién se ve, qué come, cuándo, a quién visita los fines de semana, qué lee, además del Marca y la prensa deportiva en general? ¿Quién le organiza la agenda: Bárcenas, el Ibex 35, la Camorra napolitana, alguien que pasa por ahí o el puro y simple azar de cada día? ¿Por qué se personó en el caso Gürtel disfrazado de acusación particular cuando debajo llevaba la toga de abogado? ¿Ve lo que ocurre y lo que desocurre al otro lado de los cristales negros de su coche oficial? ¿Por qué es tan raro? Pero, sobre todo, ¿por qué se pasa la vida presumiendo de normal?
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