Paremos la barbarie
En Occidente estamos horrorizados por las actuaciones sanguinarias que en Oriente Próximo y en África están teniendo los grupos islamistas radicales, en especial sobre la población civil, los periodistas y los miembros del Ejército regular.
Su concepción medieval de la religión y su desprecio absoluto por la vida de sus semejantes los califica sin atenuantes como terroristas y genocidas. Seres marginales en todos los sentidos que, sin embargo, utilizan armas ligeras nuevas (fusiles de asalto, ametralladoras, bazucas, obuses, morteros, etcétera). Material militar perfectamente identificable fabricado en países “amigos” o de nuestro entorno, dado que tanto en Siria, Irak o Malí, dudo que tengan capacidad para ello. Porque solo con su fanatismo, con lanzas, escudos y cimitarras estos desalmados poco podrían hacer.
Sin armas, sin explosivos, sin municiones y, sobre todo, sin quien les financie, la barbarie seguro que cesaría.— Joan V. Llàcer Mont.
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