_
_
_
_
3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

RD del Congo: ¿quien ataría una cabra al lado de un leopardo?

Cuarta entrega de la serie deAlex Prats (@alexpratstweets) desde la República Democrática del Congo (RDC). En las tres anteriores abordó la sombra del genocidio ruandés, la situación de los desplazados y el problema de la tierra.

Fideline, vicepresidenta del JMTAP, un grupo deperformers para abordar el problema de los grupos armados en la RDC. Foto: Local Voices Project.

Las comunidades y los grupos armados no pueden vivir juntos. Esta es la ley más importante. ¿Quién ataría una cabra al lado de un leopardo?’ (testimonio de un ciudadano congoleño en el territorio de Nyiragongo, Nord Kivu).

La RDC es citada una y otra vez como uno de los ejemplos que mejor ilustran la idea de ‘estado frágil’ o ‘estado fallido’. El indicador que posiblemente más dice acerca de la fragilidad de un Estado moderno es su incapacidad para proteger la vida de sus ciudadanas y ciudadanos.

En el este de la RDC, cientos de miles de personas viven bajo la amenaza constante de la violencia, especialmente aquella causada por las decenas de grupos armados, normalmente de base étnica, que operan en la zona. Si bien se suelen denominar a sí mismos grupos de autodefensa, lo cierto es que suelen atacar a comunidades vecinas para lograr asentar su control del territorio, tener mejor acceso a recursos naturales o simplemente recurren al saqueo para asegurarse el sustento. Una práctica habitual es la exacción a través de la imposición de impuestos ilegales. Las mujeres y las niñas son quienes más sufren las consecuencias de la violencia. Cientos de niñas y mujeres son violadas cada día en la RDC.

Bajo mi punto de vista, la mayoría de las personas que cometen atrocidades contra otras personas son, en cierto modo, otras víctimas más del conflicto. Y digo la mayoría, y no todas, porque excluyo a las elites que a menudo se aprovechan de la vulnerabilidad del resto, cuando no les obligan bajo amenaza de muerte. El proyecto ‘Local Voices’ es imprescindible para comprender, a través de testimonios reales, cuáles son algunas de las razones que siguen forzando a miles de jóvenes a unirse a alguno de los grupos armados.

Desde 2009 trabajamos con más de 30 comunidades en el este de la RDC para contribuir a aumentar su capacidad de protección contra la violencia y la impunidad. Para ello, ayudamos a establecer comités de protección comunitarios, formados por seis hombres y seis mujeres elegidos por la propia comunidad, cuya función principal consiste en analizar los riesgos más importantes a los que esta se enfrenta e implementar aquellas acciones que puedan contribuir a minimizarlos. Los comités están apoyados por una red de agentes de cambio que facilitan las relaciones con las comunidades vecinas y autoridades locales, tanto tradicionales como estatales. Un foro específico para mujeres ofrece un espacio adicional para que se pueda discutir sobre las dinámicas que inciden especialmente en su seguridad.

Las evaluaciones realizadas demuestran que los proyectos de protección que hemos llevado a cabo han tenido un impacto positivo. En la mayoría de las comunidades con las que hemos trabajado se ha observado una disminución del número de arrestos arbitrarios y casos de violencia doméstica, ha habido procesos exitosos de mediación entre las comunidades, las autoridades y los grupos armados, se ha proporcionado el espacio necesario para que se puedan abordar casos de violencia sexual, y ha aumentado el número de niñas que van a la escuela.

Ante la incapacidad del Estado para proteger eficazmente a sus ciudadanos, las comunidades suelen recurrir a negociaciones directas con grupos armados, como por ejemplo, sobre el precio a pagar en los puntos de vigilancia bajo su control (como alternativa a los abusos arbitrarios) o la recogida periódica de alimentos para los combatientes (como alternativa a los saqueos indiscriminados, que además suelen comportar asesinatos). La situación no es ni de lejos ideal ni justa, pero estas medidas han contribuido a reducir la violencia y evitar el desplazamiento forzado.

Sin embargo, es evidente que este tipo de intervenciones no son suficientes para devolver la paz a las comunidades del este de la RDC. El gobierno congoleño, los países vecinos, la Unión Africana y las Naciones Unidas deberán hacer mucho más de lo que están haciendo para poner fin a más de dos décadas de violencia. Es lo que pide este grupo de jóvenes activistas de la comunidad de Nyabiondo en su himno por la paz.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_