Eres tonto, ¿lo sabías?

Hasta ahora habías aceptado que unos somos más jóvenes y otros más viejos; unos son más guapos y otros son más feos; unos más ricos y otros más pobres; unos disfrutan de una salud estupenda y otros son enfermizos; unos son afortunados y otros tienen una suerte de perros.

¡Qué se le va a hacer! ¿Verdad? Gracias a que todo el mundo se resigna con deportividad a esas diferencias, la convivencia es posible. La riqueza, la juventud, la buena suerte son condiciones o atributos aleatorios, circunstanciales, y a su naturaleza de injusticia uno se resigna. Cosa muy distinta es que alguien te diga que eres tonto, y cuando tú, encogiéndote deportivamente de hombros, hayas dicho “bueno, quizá tienes razón”, él insista y te diga que tiene pruebas científicas irrefutables de que él es más listo. ¡Eso duele, eso es difícil de aceptar, eso es una impertinencia y eso está sucediendo AQUÍ y AHORA!

La sociedad Mensa International está compuesta exclusivamente por socios que hayan demostrado, mediante algún test homologado o, en su defecto, mediante una prueba que la misma organización facilita, que su coeficiente de inteligencia es claramente muy superior a la media de los ciudadanos. ¿El objetivo de esa sociedad de tipos inteligentes? No tiene objetivo. El único objetivo es pertenecer a ella, o sea, demostrar a los que no son socios que son tontorrones. ¡Rumia esto! ¡Piensa si te aceptarían en Mensa! ¡Si podrías superar el test y unirte a esos ­cabrones!