Imposible colaborar
Soy médico-epidemióloga y trabajo como investigadora sobre causas de cáncer en el Instituto de Salud Carlos III. Obtuvimos financiación en una convocatoria pública para evaluar la relación de algunos metales con el cáncer de próstata, el tumor más frecuente en hombres en nuestro país; y para medir los niveles en sanos y en enfermos queríamos colaborar con un laboratorio puntero de la Universidad de Huelva. De momento, el principal hallazgo científico de nuestro trabajo conjunto está siendo que establecer un convenio de colaboración científica formal es más difícil que casar a Romeo y Julieta. Ellos sólo necesitaban la aceptación de las familias. Nosotros precisamos (y esto es literal) informe del abogado del Estado, informe preceptivo del Ministerio de Hacienda, autorización preceptiva de la Subdirección General de Cooperación Autonómica, ratificación de dicha autorización por el Consejo de Ministros y fiscalización previa en la Intervención Delegada. Tiempo de trámite: indeterminado. Sinceramente me pregunto, ¿es el Consejo de Ministros el lugar adecuado para discutir cuántas uñas analizamos en Huelva? Las kafkianas medidas de control en investigación se están perfeccionando hasta tal punto que han dejado de ser herramientas para evitar el mal uso del dinero y se han convertido en carreras de obstáculos para impedir aplicarlo al propósito para el que fue concedido. Las incógnitas que se plantean en este caso son dos: cuando se acabe el plazo del proyecto, ¿habremos podido al menos empezarlo? Y ¿habrá algún otro incauto entre mis compañeros del ISCIII que intente colaborar con otros científicos?— Beatriz Pérez Gómez.
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