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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Escuchar a Urkullu

Las propuestas del 'lehendakari' para el final definitivo de ETA son de sentido común

Iñigo Urkullu ha reiterado sus propuestas para avanzar hacia un final ordenado de ETA, y la verdad es que están dotadas de sentido común. Básicamente pide tres cosas: que la banda terrorista se desarme y se disuelva de una vez; que la izquierda abertzale empuje más en esa dirección, lo cual le ayudaría a romper amarras con el pasado; y que el Gobierno de Rajoy dé pasos para reinsertar a etarras que pidan perdón a las víctimas y se comprometan a reparar en lo posible el daño causado (lo que en su día se denominó vía Nanclares).

Editoriales anteriores

ETA anunció el fin de sus actividades terroristas hace dos años y medio, pero ni ha entregado las armas ni se ha disuelto. Sobre las cuestiones planteadas, que pueden resumirse en la disolución y las facilidades para la reinserción de presos, el lehendakari es partidario de avances graduales, garantizados por un consenso político tan amplio como se pueda.

El presidente del Gobierno vasco ya ha hecho propuestas similares con anterioridad, pero la falta de respuestas le ha obligado a insistir. De ahí su advertencia contra la inercia de dejar pasar el tiempo. Mejor asegurarse de la desmovilización del mayor número posible de etarras —cuando todavía responden a una misma disciplina— que correr el riesgo de escisiones futuras que dejen flecos incontrolados. Quedan cientos de terroristas en las cárceles y precisamente del colectivo de presos de ETA salió en su día la iniciativa de aceptar la legalidad y acogerse al procedimiento individual de petición de beneficios penitenciarios. Esa es la vía en que hay que insistir, sin permitir el mantenimiento indefinido de una banda terrorista que no acaba de desaparecer, pese a su situación terminal.

En ningún caso se debe dar la impresión a ETA de que los gestos del PNV implican la oportunidad de abrir una negociación global . Por eso Urkullu hace notar a la izquierda abertzale que su normalización en el terreno político no será plena mientras persista la sombra de ETA.

También Rajoy parece tener problemas para dar pasos en la línea que plantea el lehendakari, por la desconfianza que cualquier gesto puede provocar entre algunas asociaciones de víctimas del terrorismo (ya se acusa a Urkullu de buscar “paz por impunidad”) y en sectores políticos muy a la derecha. Pero nadie presenta una alternativa creíble al plan Urkullu, y su moderación es una garantía.

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