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La rentable mudanza de Annie Leibovitz

La fotógrafa sanea sus deudas trasladándose a un piso en Nueva York junto al de su amigo Robert De Niro

Annie Leibovitz, en su visita a PhotoEspaña en 2009.
Annie Leibovitz, en su visita a PhotoEspaña en 2009.BERNARDO PÉREZ

A la fotógrafa Annie Leibovitz le empiezan a salir las cuentas. Sus honorarios astronómicos no impidieron que en 2009 se topara con un serio problema financiero. Había emprendido un ritmo de vida similar al de las superestrellas que retrata invirtiendo en propiedades. Un piso en París, una mansión en Manhattan, una casa en el campo al norte de Nueva York. Para cubrirlas, solicitó un crédito de 17 millones de euros poniendo como garantía los derechos de algunas de sus fotos. Al verse demandada por impago, renegociaría una extensión de esa deuda.

En enero, lograba vender una de esas propiedades, la mansión de Manhattan: 10.200 metros cuadrados distribuidos en tres plantas con 13 chimeneas. Lo hacía por 21 millones de euros, 3,3 menos del precio a la que la había puesto a la venta, pero suficiente para sanear sus finanzas. Los flamantes nuevos propietarios son la modelo Lauren Bush, sobrina del expresidente George W. Bush, y su marido, David Lauren, hijo del diseñador Ralph Lauren. A cambio, hace unos días se revelaba la nueva localización de Leivobitz: un piso en el Upper West Side puerta con puerta con el de su amigo Robert De Niro. Por él solo ha tenido que desembolsar 8 millones de euros (originalmente costaba 10,5). “Está haciendo unos progresos magníficos en reducir su deuda”, valoraba la experta inmobiliaria Jennifer Gould Keil en The New York Post.

Su nuevo dúplex tiene tres habitaciones, tres baños, comedor, un salón amplio y enormes ventanales con los que disfrutar las vistas a Central Park. El espacio suficiente para ella y sus hijas: Sara, a la que tuvo gracias a un donante de semen en 2001, a los 51 años, y las gemelas Susan y Samuelle, gestadas en 2005 por un vientre de alquiler.

La fotógrafa que proclamó en su día “cuando digo que quiero fotografiar a alguien lo que significa en realidad es que quiero conocer a ese alguien” se ha visto estos días involucrada en una polémica con Kanye West. Ya hubo quien dijo que en un principio se negó a retratar al rapero junto a Kim Kardashian para la portada de Vogue de abril. Según contaba The Guardian, una generosa cantidad de dinero le hizo cambiar de opinión. El martes, West hizo público en unas conferencias en Cannes que le habían ofrecido ser la fotógrafa de su boda en Florencia, pero que les “dejó tirados el día antes”.

“Le daba miedo la celebridad”, contaba el músico, enarcando más de una ceja: ¿la fotógrafa más famosa de nuestro tiempo, que fotografía a la gente más famosa de nuestro tiempo, huyendo de su principal seña de identidad? “Déjenme que les diga algo sobre esa foto dándonos un beso rodeados de flores que mi mujer subió a Instagram”, se dirigía al respetable. “Casi nos amarga la luna de miel: nos pasamos cuatro días retocándola porque no conseguíamos que tuviera esos colores, ese efecto a lo Annie Leibovitz”. Paradójicamente, la imagen acabó siendo la más radiada en esa red social hasta la fecha: dos millones de “me gusta” y 350.000 comentarios.

Mientras la pareja que más sentimientos encontrados despierta en Estados Unidos soltaba la pataleta, Leibovitz renovaba con Prada para su campaña de invierno fotografiando a James McAvoy.

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