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NEGOCIOS
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Consolidación empresarial

Las fusiones aumentan porque han mejorado las condiciones de financiación y ha descendido el endeudamiento

Uno de los indicios de que se han superado los peores momentos de la crisis económica global es la renovada intensidad de las operaciones de fusión y adquisición de empresas en varios sectores. En lo que va de año han crecido de forma significativa, tanto en número como en el capital agregado de las mismas. En 2014, los registros serán los mayores desde 2007. Ya sean hostiles o de forma convenida, esas operaciones crearán un escenario de mayor concentración empresarial, de menor competencia, en sectores básicos, desde las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) hasta el farmacéutico. Varias causas explican esta evolución. La primera, unas condiciones de financiación que han mejorado notablemente en casi todas las economías. Tipos de interés reducidos y mercados de capitales abiertos a las emisiones de grandes empresas favorecen decisiones de crecimiento inorgánico, aquellas que permiten avanzar de forma discontinua en la captación de mercados, de dimensiones superiores a las que surgen del más pausado crecimiento orgánico, derivado de la reinversión de beneficios o de ampliaciones de capital.

Estrechamente vinculada a la anterior está la reducción del apalancamiento o la disposición de importantes bolsas de liquidez en aquellas empresas que abordaron la crisis con bajos niveles de endeudamiento. Mantener hoy elevadas posiciones de tesorería significa incurrir en costes de oportunidad, tanto mayores cuanto más intensa es la presión competitiva. Hay que contar además con la disposición de los financiadores —bancos de inversión sobre todo— a renovar su generación de ingresos mediante estas operaciones, generadoras de jugosas comisiones.

Las autoridades habrán de estar atentas a la reducción de la competencia que acarrean las uniones societarias
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Una causa distinta, pero complementaria de las anteriores, es la exigencia en algunos sectores por responder a la erosión de los márgenes en mercados tradicionales, por reducir la competencia en definitiva. O por adelantarse al desarrollo de competidores emergentes, como es el caso en los sectores más intensivos en nuevas tecnologías. Se trata, en última instancia, de aprovechar oportunidades; de cazar gangas en algunas ocasiones.

Y esas oportunidades son mayores en aquellas economías que más castigadas han resultado por la crisis. Las de la eurozona, sin ir más lejos. Las condiciones más duras de financiación y la mayor atonía de la demanda interna han expuesto a no pocas empresas a la compra por parte de las que han salido menos dañadas de la crisis. Las estadounidenses, por ejemplo, que son las que están liderando esas operaciones. Por eso, otro de los rasgos de esas operaciones de adquisición es su carácter trasnacional, respondiendo al avance hacia un mercado cada día menos segmentado nacionalmente en la mayoría de los sectores.

Las autoridades habrán de estar atentas a la reducción de la competencia que procesos tales pueden llevar consigo. Tan importante o más que tratar de defender a ultranza la existencia de campeones nacionales es velar por los derechos de los consumidores en su más amplia acepción. Bruselas y el BCE deben procurar también que en esa dinámica abierta las empresas dejen de sufrir las consecuencias de políticas económicas y monetarias menos favorecedoras de su liderazgo que las originarias de otras latitudes, donde las autoridades han sido más pragmáticas en la gestión de la crisis.

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