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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado
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El arte de llevar la contraria, según Boubacar Boris Diop

Ángeles Jurado

Lo suyo es la pura disidencia: acaba de abrir una librería en Senegal, un país en el que no se lee demasiado (carestía de los libros, desconocimiento del francés, analfabetismo) y la industria editorial es cosa, fundamentalmente, de empresas francesas. El ánimo de lucro está descartado. Y hasta peligra la supervivencia física y mental.

Boubacar Boris Diop (Dakar, 1946) empezó su labor de rebeldía intelectual al dejar aparcado el francés, que lo acercaba a un público más amplio, para escribir y publicar en wolof y centrarse en sus compatriotas. En junio del año pasado avanzó un paso más en su compromiso con la cultura y con su país al inaugurar, con dos amigos, la librería Athena en Dakar. Un local pequeño y coqueto que se sitúa en la calle Jules Ferry, en Plateau, cerca del Centro Cultural Francés y que, dividido en dos pisos, ofrece un interesante catálogo de clásicos, lecturas infantiles, textos africanos y diccionarios y manuales en lenguas como el wolof.

Durante la semana, Boubacar Boris Diop ejerce como profesor en la universidad de Saint Louis, a 260 kilómetros al norte de Dakar. Baja en coche, pausadamente, hasta la polvorienta y desorganizada capital senegalesa los fines de semana. Allí se reúne con editores, traductores y agentes literarios, se demora entre las paredes de su librería y organiza presentaciones de libros, como la de su último texto, escrito al alimón con Aminata Traoré. Se titula La gloire des imposteurs (La gloria de los impostores), tiene forma de intercambio epistolar, fue editado en enero por Philippe Rey y habla de las intervenciones francesas en África, entre otras cosas.

Presentación de La gloire des imposteurs, con Boubacar Boris Diop, en Dakar. Foto: Dagauh Komenan

La librería Athena recibió a un auditorio de periodistas, intelectuales, políticos y escritores para la presentación pública en Senegal de este texto. Sucedió a principios del mes de febrero, en una tarde de sábado cálida y calimosa. El acto sirvió de excusa para el encuentro, el debate y la denuncia, con voces de africanistas prestigiosos entre el público, como la de Lilyan Kesteloot. También sirvió para que sus compatriotas testimoniaran al profesor Diop su admiración sin fisuras, teñida con un poco de incomprensión. La de Boubacar Boris Diop sigue siendo una voz discordante en el panorama intelectual senegalés: la tragedia de los tiralleurs queda lejos y la Françafrique no parece tan evidente aquí como en otros países hermanos.

"Cada año, Francia encuentra una razón para intervenir militarmente en África -lanzó Boubacar Boris Diop a quemarropa para entrar en materia- No lo hacen Gran Bretaña o Portugal, que también tuvieron colonias en el continente. Lo hace Francia. Francia defiende en África sus intereses nacionales, como en el caso de Níger y Areva. Sería una potencia media sin África. Gracias a África, figura en el Consejo de Seguridad de la ONU. Si no fuera por África, Francia tendría que explicar qué hace ahí. Cuando hablo de África y de Francia, me refiero, naturalmente, al espacio francófono subsahariano. Francia no se comporta igual en el norte de África ¿Por qué lo hace en nuestros países? Es culpa nuestra".

La operación militar francesa Serval, la número cuarenta y nueve desde la independencia de las colonias galas en el continente y que se ha desarrollado en Mali, ejerce de motivo central de la correspondencia entre Aminata y Boubacar y espina dorsal de su libro. Sin embargo, la historia de La gloire des imposteurs y de la disidencia viene de lejos.

"Aminata y yo tenemos la costumbre de intercambiar reflexiones y pensamientos y habíamos fraguado el proyecto de un libro en forma de intercambio epistolar -precisó Boubacar Boris Diop- Las primeras cartas están más espaciadas, a causa de nuestras actividades. Era difícil que encontráramos un buen ritmo. Pero al final, la actualidad era tan excitante que modificó nuestros planes y acabamos atrapados por los eventos, mezclando cartas verdaderas y falsas y quitando misivas que habían perdido interés. No queríamos un libro árido, un análisis seco de la realidad. Son cartas que se escribieron con la intención de publicarlas y de respetar plazos de edición".

Boubacar afirma que su libro buscaba pensar el mundo a través del caso maliense, pensar en el lugar de África en ese mundo a dos velocidades. "La soberanía de los países africanos está hoy en el centro del debate -señaló, en un discurso en el que hizo un recorrido ligero pero contundente por las relaciones económicas y de poder de África con el resto del planeta, la responsabilidad del intelectual africano o la racialización de la política en el continente.

Boubacar Boris Diop denunció ante su auditorio, de nuevo, que la intervención en Libia haya resultado en una guerra civil en el sur del país, de la que poco se habla en los medios de comunicación occidentales, o que unas declaraciones de Luis Moreno-Ocampo sobre la utilización de la viagra y las violaciones por parte de las tropas de Gadafi provocaran la muerte de muchos africanos en ese mismo país. También habló de Mali, de la República Centroafricana, de Ruanda y de Costa de Marfil. Finalmente, se aproximó también al problema religioso al que se enfrenta, según él, Senegal, donde en su opinión crece un "salafismo consensuado popular" y el número de candidatos a yihadistas.

Entre el público, hubo quien denunció la razón de estado de Paul Kagame. Boubacar Boris Diop contestó igualando la "monstruosidad" del dirigente ruandés a la de Barack Obama o el estado de Israel. También hubo quien consideró normal que Obama convocara y recibiera a los presidentes africanos por tandas, frente a la opinión de Diop, que lo calificó de falta de respeto y propuso un boicot a este tipo de reuniones. Finalmente, se habló también de la literatura africana como un espacio diferenciado en la literatura universal y se preguntó por su futuro.

Los gavilanes infestaban el cielo rosado de Dakar cuando finalizó la presentación y Boubacar Boris Diop se tomó su tiempo para firmar ejemplares con paciente diligencia. Las gafas encaramadas al puente de su nariz, la sonrisa afable y algo tímida, el bubu impoluto. Como un pez en el agua en el centro de una marea de admiradores, amigos y libros y, sin embargo, siempre discordante y con un cierto aire solitario planeando sobre su canosa cabeza.

Comentarios

Es una gran noticia. Lo de las intervenciones, vale. Pero fueron muchísimas personas las que suspiraron aliviadas en Senegal (y no solo allí) con la intervención francesa en Mali. Lo viví en carne propia y también yo suspiré. No es nada agradable estar a pocos kilómetros de distancia de unos locos que invaden países enteros imponiendo leyes medievales a una población que ya tiene bastante con sobrevivir el día a día. Gracias por la nota.
Es una gran noticia. Lo de las intervenciones, vale. Pero fueron muchísimas personas las que suspiraron aliviadas en Senegal (y no solo allí) con la intervención francesa en Mali. Lo viví en carne propia y también yo suspiré. No es nada agradable estar a pocos kilómetros de distancia de unos locos que invaden países enteros imponiendo leyes medievales a una población que ya tiene bastante con sobrevivir el día a día. Gracias por la nota.

Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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