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La vacuna 100% marca España que combatirá la enfermedad más mortífera de la historia no tiene financiación suficiente

La inmunización contra la tuberculosis, que causa 1,3 millones de muertes al año, podría estar aprobada en 2028 con una aportación extra de 112 millones de euros, según los cálculos de una ONG especializada. Entre los inversores mundiales no figura el Gobierno español

Vacuna contra la tuberculosis
Un técnico de Médicos Sin Fronteras analiza muestras en el laboratorio del hospital de tuberculosis farmacorresistente en Kandahar, Afganistán, en marzo de 2023.Lynzy Billing (Lynzy Billing)
Patricia R. Blanco

En los tres minutos aproximados que le llevará leer este reportaje, nueve personas habrán perdido la vida en el mundo como consecuencia de la tuberculosis. Es decir, 90 cada media hora, 4.320 en un solo día. “Al año, 1,3 millones de personas mueren por esta enfermedad y se infectan 10 millones todos los años” desde hace siglos, clama Ana Céspedes, directora mundial de operaciones de IAVI, una ONG dedicada al desarrollo de inmunizaciones accesibles contra el sida, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas.

La solución que puede poner fin a esta enfermedad, la que más vidas se cobraba antes de que irrumpiera la covid-19, se roza con la punta de los dedos, asegura Céspedes. Con la inversión suficiente, la vacuna más eficaz para combatirla podría estar lista en 2028. Esa inmunización, cuyo impacto en la salud global supondría salvar cientos de miles de vidas cada año —especialmente en África subsahariana, donde se concentra más del 50% de la incidencia—, lleva el sello de la marca España: descubierta por el microbiólogo zaragozano Carlos Martín y desarrollada por el laboratorio gallego Biofabri, la MTBVAC es el proyecto, de los 12 en marcha contra la tuberculosis, que “más posibilidades de éxito” alberga. “Porque es una vacuna que lo tiene todo”, afirma Ana Céspedes. Todo, menos la financiación suficiente.

“El último dato de la inversión mundial anual en vacunas contra la tuberculosis es de 144 millones de euros al año para todos los proyectos”, lamenta Céspedes. Para la MTBVAC, que recibe el apoyo de IAVI, hay “fondos europeos, del Gobierno alemán, de la Fundación Gates, de Open Philantropy, del NIH (Instituto Nacional de Salud) de Estados Unidos… pero no del Gobierno de España”, apunta la farmacéutica, que acaba de visitar el país para pedir más inversión en un proyecto que, si termina con éxito, “situaría a la ciencia española en el centro de la historia”. “Acabaría con la enfermedad infecciosa más antigua y que más muertes ha causado a lo largo de la humanidad”, afirma. Pero para ello, según los cálculos de IAVI, se necesitan unos “112 millones de euros adicionales”.

Ana Céspedes, directora general de operaciones de IAVI, el 11 de abril en Madrid.
Ana Céspedes, directora general de operaciones de IAVI, el 11 de abril en Madrid.JUAN BARBOSA

“Tenemos inversión para hacer un estudio que va a permitir probar la eficacia de la vacuna en adultos”, ya que el 90% de las personas que se infectan y mueren de tuberculosis son mayores de 18 años, explica la farmacéutica. En concreto, se está desarrollando un estudio en fase 2b, con un tamaño de 4.300 personas, que se reclutarán en Tanzania, Sudáfrica y Kenia.

Es una vacuna que lo tiene todo
Ana Céspedes, directora de operaciones de IAVI

“La razón por la que se planteó este tamaño de estudio es porque permite avanzar en el desarrollo y obtener datos iniciales de eficacia”, explica Céspedes. Sin embargo, una vez concluido —se cree que en 2028—, no permitiría la aprobación de la vacuna, y sería necesario un estudio complementario para confirmar la eficacia, por lo que el remedio contra la tuberculosis se retrasaría al menos otros cuatro años y requeriría “otros 200 millones de euros adicionales”.

Pero Céspedes dice con esperanza que existe una “enorme oportunidad”. “En conversación con los organismos regulatorios pertinentes, sabemos que, si consiguiéramos ampliar el tamaño de muestra del estudio actual en fase 2b de desarrollo de MTBVAC desde 4.300 a 8.000 individuos, los resultados, en caso de ser positivos, permitirían la aprobación de la vacuna” en 2028. Para ello, IAVI calcula que se requieren 112 millones de euros adicionales, que servirían para ahorrar cuatro años de investigación y evitar millones de muertes y de personas infectadas, además de una reducción de millones de euros en I+D.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha mostrado su predisposición a impulsar su desarrollo, aunque sin un compromiso sobre el papel. “En la vacuna están depositadas grandes esperanzas en el ámbito de la tuberculosis; además, sirve tanto para niños como para adultos”, explica a EL PAÍS el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, que afirma que se reunió con Céspedes en un encuentro “muy productivo”. Padilla asegura: “Nosotros, como Ministerio de Sanidad o junto con otros ministerios, recogimos el compromiso de explorar si podíamos formar parte de la financiación o la facilitación de algunos de los estudios que puedan estar pendientes. Pero creemos que el Gobierno se tiene que implicar porque es ciencia española, porque es ciencia para abordar un problema de salud olvidado y global y porque lo hacen para conseguir un producto que sea accesible y asequible para la población a la que tiene que llegar. Es una tríada que hace que no podamos estar ausentes en este proceso”, informa Pablo Linde.

Un proyecto único en fase de eficacia

El camino hacia la MTBVAC ha sido largo. Hasta el momento, la única vacuna que existe contra la tuberculosis, desde hace más de un siglo, está basada en una cepa de Mycobacterium bovis (de vaca), “que produce la tuberculosis en el ganado, pero no viene de la Mycobacterium tuberculosis, que es la que lo produce en los humanos”, explica Céspedes. Esta inmunización es solo eficaz en niños y deja de serlo en adultos, que, según recuerda la farmacéutica, es donde se concentran el 90% de las muertes.

Sin embargo, en 1999, Carlos Martín logró aislar la Mycobacterium tuberculosis y, “mediante ingeniería genética, quitó el gen que hace que se contagie a las personas”, explica Céspedes. Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que una vacuna está atenuada solo cuando se han aislado dos genes. “Así que le quitó también el gen que hace que se esconda en el cuerpo” para que el sistema inmunitario humano lo pueda detectar. Por ello, continúa Céspedes, “la MTBVAC genera la mayor inmunogenicidad posible, pero sin llegar a causar la enfermedad” porque conserva el resto de los genes que producen la respuesta inmunitaria para preparar al organismo cuando llega el patógeno real.

Hay más elementos que, según Céspedes, convierten a esta vacuna en la mejor opción de los 12 proyectos mundiales en marcha. “Se necesita una sola dosis, algo que es superimportante para una vacuna, porque es más barata y porque facilita el acceso, ya que no es necesario acudir más de una vez a un centro médico”, añade la experta. Y esto es “crucial” en lugares remotos, por ejemplo, de África.

Pero además, continúa, “no necesita adyuvantes [sustancias que potencian la respuesta inmunitaria], que son muy caros”. También contribuye a la reducción del precio el hecho de que la empresa que la produce, Biofabri, filial del grupo Zendal, “sea una compañía veterinaria, porque las vacunas veterinarias tienen un muy bajo coste [su única vacuna humana es la MTBVAC]”, explica Céspedes. Y la farmacéutica gallega “se ha comprometido por escrito a que el acceso a la MTBVAC sea universal”, una condición sin la que IAVI no apoyaría esta investigación.

“Yo no conozco otro proyecto con tantas ventajas como este y que ya esté en fases de eficacia”, afirma Céspedes. Su único problema es la falta de “112 millones de euros”.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.
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