Liu, la superviviente
La muerte en accidente de helicóptero de un multimillonario chino que había comprado un ‘Château’ con viñedo en Burdeos ha puesto el foco sobre su mujer y heredera, el verdadero cerebro de la operación Una empresaria visionaria, estratega, decidida, cercana al poder del partido comunista y condecorada en varias ocasiones. el negocio está en sus manos
"Mi marido y yo somos los mejores socios. Él se encarga de administrar el dinero y a mí se me da bien hacer dinero”. Así de contundente describía Liu Xiangyun la relación que la unía a Kok Lam, el multimillonario chino de 46 años cuyo cadáver la policía francesa busca desde el pasado día 20 en el río Dordogne (suroeste de Francia). Solo cinco días después del accidente mortal que sufrió el helicóptero con el que Kok sobrevolaba las 90 hectáreas del Château de la Rivière, que el matrimonio chino acababa de adquirir en la región de Burdeos, la señora Liu decía con idéntica rotundidad que las muertes de su esposo y su hijo, que tenía 12 años y también iba a bordo, “no van a ralentizar el curso de los negocios”. Y así lo confirma Xavier Barro, director del castillo: “Va a seguir adelante con sus planes, pero ahora está de luto”.
Ella vive por casualidad. Los Kok acababan de protagonizar la mayor inversión china —unos 30 millones de euros— en la zona vinícola más importante de Francia, que suponía también su primera incursión empresarial fuera del gigante asiático. Decidieron ver desde el aire la propiedad con la que han añadido el vino al amplio porfolio de negocios de su corporación, Brilliant Group. Pero en el último momento, Liu —Lau Sheung-wan en cantonés— se dio media vuelta, incapaz de superar su fobia. Pocos minutos después, la aeronave se desplomó sobre el agua por causas desconocidas. El expropietario del château, James Gregoire, iba a los mandos, y de momento solo se ha encontrado el cuerpo del niño.
El trágico suceso ha conmocionado al cercano pueblo de Libourne, que había recibido a la pareja asiática con los brazos abiertos, y ha puesto el interés informativo en una familia que siempre ha huido del objetivo de las cámaras. “No me gustan las entrevistas”, reconoció en una ocasión Liu. Como muchos otros multimillonarios chinos, sobre todo los que tienen alguna relación con el Gobierno, los Kok han preferido vivir en el anonimato.
Aunque él ejercía de presidente, quienes les conocen saben que quien llevó siempre las riendas fue ella
Y vaya si lo habían conseguido. A pesar de amasar una fortuna estimada en 585 millones de euros, de él ni siquiera se conoce el lugar de nacimiento. La prensa china especula con la posibilidad de que fuese en la provincia suroccidental de Yunnan, donde estudió Ingeniería y donde se encuentra la sede central de Brilliant. Sí se ha confirmado que Hao Lin, el nombre chino de Kok, era miembro del Partido Comunista, tenía buena relación con los dirigentes chinos, y pasó siete años —entre 1985 y 1992— en el Ejército.
Poco después de colgar el uniforme conoció a Liu, que nació en la provincia central de Hunan y se mudó con su familia a Yunnan a los seis años. Ella ya había creado Brilliant en 1995 y comenzaron a trabajar juntos. Se mudaron a Hong Kong, se rebautizaron en cantonés y establecieron Pakluen International Ltd. “Ella tiene la visión global. Yo soy más racional y la hago realidad”, reconocía Kok. Aunque él ejercía de presidente, quienes les conocen dicen que fue ella la que llevó siempre las riendas. Así lo atestiguan los premios que ha recibido. En 2003, Liu fue nombrada Empresaria Excelente de Yunnan; dos años más tarde la condecoraron como Constructora del Socialismo con Características Chinas, y en 2006 se llevó el Premio al Logro Económico de la Mujer China.
Liu supo ver el potencial de los centros comerciales que ahora proliferan por todas partes, y en 2001 dio la campanada con la apertura del primero de la capital de Yunnan, Kunming. Poco después la pareja cosechó otro éxito comercializando el mejor té de la variedad pu-erh (rojo), y finalmente los Kok decidieron aventurarse en el sector hotelero. Lo hicieron con un nuevo hito: la inauguración del primer spa de aguas termales del país. “China está desarrollándose muy rápido. Hay un gran ímpetu, y muchas oportunidades de negocio”, afirmó ella en aquella ocasión. Ahora la empresa es dueña de diferentes hoteles de lujo, alguno aparece en la elitista guía francesa Relais et Chateaux, y su intención en Burdeos era, como dijo él, “abrir el hotel de nuestros sueños y unir las culturas del té y del vino”.
Sin duda, si los Kok han tenido éxito ha sido porque se han salido del patrón del empresario chino. “Hay un problema en nuestra sociedad. Quien invierte este año quiere llevarse el beneficio al año siguiente. Esta no es la forma de crear una marca sólida, y ahí reside la razón de que no se valoren las empresas chinas y de que, por ejemplo en el sector hotelero, los principales actores sean extranjeros. Que China sea fuerte ahora no quiere decir que esté a la altura de los estándares internacionales”, criticó Liu en un simposio de empresarios chinos. “A mí me interesa más el éxito a largo plazo”.
Quizá por eso, los Kok decidieron hace una década hacerse cargo de la histórica ciudad de Heshun, ubicada en la frontera con Birmania. Fue una de las primeras que vio cómo se restauraban sus edificios y se llenaban de locales comerciales para convertirla en un atractivo turístico de primer orden. Liu, además, se encargó de que los agricultores no perdiesen sus tierras, algo habitual en proyectos de promotores inmobiliarios sin escrúpulos: “Tenemos que preservar la cultura”, sentenció ella.
Los Kok no han estado exentos de polémicas. En 2009 los monjes budistas de un templo de 1.600 años de historia de Chongqing plantaron cara a su plan de construir un spa en las inmediaciones. Les vencieron a golpe de talonario. Y ahora la señora Liu ha presidido una ceremonia de purificación de sus nuevos dominios malditos —el anterior propietario también murió en 2002 en accidente de avión— realizada por monjes budistas venidos de toda Europa.
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