Resignados

Hace unos años fueron mileuristas. Tiempo después, indignados. Ahora, los jóvenes españoles estamos resignados ante un país que parece no ser capaz de ofrecernos un futuro digno. Obligados a aceptar condiciones laborales hasta hace poco impensables, más cerca de las de nuestros abuelos que las de nuestros padres. Viendo marchar a compañeros y amigos. Obligados a aceptar esta involución social entre llamadas a nuevos recortes salariales por parte de los grandes tecnócratas del FMI o la Comisión Europea. Altos cargos para los que el sueldo de un joven español sería una limosna.

Todo esto, ante un Gobierno que en lugar de luchar por sus ciudadanos, acepta estas políticas y presenta cualquier mínima mejora de los indicadores macroeconómicos como un espaldarazo a los recortes. Recortes presentados como la única salida a la actual crisis, como si no fueran la implementación de una visión ideológica y económica, la liberal-conservadora, imperante en las altas instancias europeas e<TH>internacionales. Un Gobierno que parece tranquilo ante unos jóvenes resignados y que parecen haber perdido las ganas de luchar. Pero cuidado, porque la resignación ha sido el motor de muchas de las grandes revoluciones de nuestra historia.— Ricardo Francés Tortosa.