Ese no es el debate
Dos años después, todos los indicadores ‘macro’ son peores que los que dejó el Gobierno de Zapatero
En el debate de los Presupuestos de 2014, su responsable directo, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, pretendió cambiar el foco sobre lo que se habla en este país en materia económica: el paro, la reducción de la renta disponible, la desaparición de empresas, el futuro de las pensiones, la merma de calidad y cantidad en la protección social, etcétera, y dijo que a partir de ahora se “había inaugurado otro debate”: la intensidad de la recuperación en España. Intentaba situar el trance en otro lugar para resistir el aluvión generalizado de críticas de los diputados del resto de la Cámara.
No le sirvió de nada. Este que dice Montoro no es el tema. Ningún grupo parlamentario siguió su optimismo artificial, en muchas ocasiones ridículo por exagerado. Nadie discute el crecimiento homeopático ni las cifras del paro del tercer trimestre del año, sino si estas se mantendrán eliminado el efecto estacional, y la permeabilidad de sus efectos al conjunto de la población. Es decir, cuánto tiempo tardará este país en volver a la situación previa de desempleo que había en el año 2007 (menos del 8% de la población activa), qué pasará con nuestros sueldos y pensiones, y con las dotaciones de los bienes públicos y las prestaciones sociales.
Y también cuál será la gestión del Gobierno para acelerar las tendencias positivas de la coyuntura. Recuérdese que en la anterior crisis, la de los noventa, se tardaron 13 años y medio para que la economía española llegase a una tasa de desempleo europea. Y también compárense los datos (nefastos) con los que el Gobierno de Zapatero dejó el país a finales de 2011 con los que ahora tenemos (mucho peores): un crecimiento del 0,4% (frente al actual 0,1%), un déficit público del 9,4% (frente al 10,6% de 2012), una deuda pública del 69% (frente a más del 90% del PIB), un paro del 22,8% (frente al 26% de la población activa), etcétera. Hay que hacer más pedagogía de la que posee el catedrático de la Universidad de Cantabria Cristóbal Montoro para que los perdedores de la crisis entiendan en qué ha consistido la práctica política del Gobierno de Rajoy durante estos dos años de rigor mortis.
Su realismo mágico se acentuó en otros momentos de las intervenciones. Como cuando dijo que España es ejemplo y referente del ajuste económico, olvidando sus efectos en relación con el empobrecimiento masivo y la desigualdad generada; y cuando explicó que no había recortes ni en becas ni en educación, y lo que “pasa es que hay un Gobierno reformista”, pocos días antes de una huelga general en el sector, que ha unido a padres, alumnos y educadores.
Incluso la foto que ilustraba en muchos medios la presencia de Montoro en el Congreso (abrazado a su colega de Economía, Luis de Guindos) era forzada. Todos conocen la diferente valoración que hacen de la coyuntura y los acontecimientos. Resultaba curiosa, mientras los testigos permanecían atónitos ante el disfraz de un país acelerado en su bienestar
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