Reforma de pensiones
Qué preocupa a los pensionistas actuales y futuros: básicamente que con su pensión puedan hacer frente al coste de la vida y que si este sube como consecuencia del incremento de los precios, el importe de la pensión pueda revalorizarse en la misma medida en que lo hacen los precios. Sin embargo, la propuesta del Gobierno tiene un objetivo central: acabar con la indexación entre pensiones e IPC. Es un ataque frontal al sistema público de pensiones, en el sentido de que se trata de terminar con uno de los ejes centrales del sistema. Por no hablar del absurdo del otro índice propuesto, el FEI ligado a la esperanza de vida, consistente en que dado que se va a vivir más se debe cobrar menos.
Lo que mina la sostenibilidad del sistema es la existencia de un desempleo del 26% de la población activa y la política de “devaluación interna”, es decir, la reducción salarial generalizada. Ambos factores están en la base de la disminución de los ingresos de la Seguridad Social porque los salarios son las bases de cotización y, por tanto, las bases de los ingresos del sistema.
Los mismos que defienden la política de devaluación interna para “ganar competitividad” profetizan la insostenibilidad del sistema público de pensiones y alegan como solución otra vez lo mismo: bajar las pensiones; así de simple es lo que propone el famoso informe de los expertos.
Es de esperar que los agentes sociales que representan a los trabajadores de este país y los actores políticos que dicen representar a la mayoría de la población hagan algo serio en contra de esta reforma de las pensiones que está promoviendo el actual Gobierno de España.— Ramón Revuelta Merino.
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