Empujar la reforma migratoria
El líder de la Cámara de Representantes ha rechazado el proyecto de ley del Senado, diciendo que prefiere moverse despacio sobre medidas “caso por caso”. Eso significa cosas como el muro fronterizo y los visados para trabajadores agrícolas, pero nada de permitir que 11 millones de inmigrantes sin documentos se conviertan en ciudadanos estadounidenses, uno de los pilares del compromiso bipartidista del Senado. “Compromiso” y “camino a la ciudadanía” siguen siendo malas palabras para republicanos como el congresista Steve King, de Iowa, que ha comparado a los inmigrantes a los perros y al ganado.
(...) ¿Es este un momento para ser optimistas acerca de la reforma migratoria? Podría ser. Porque con el Congreso de vacaciones por cinco semanas, cuando no se puede hacer nada terrible, es el turno de la gente para empujar, ser escuchada y, si fuera posible, mover al Congreso en la dirección correcta. A tal fin, una increíble variedad de decididos defensores de todos los rincones del país se ha unido en un mes de protestas, manifestaciones, vigilias, reuniones en el Ayuntamiento, llamadas telefónicas y prospección, centrándose en los republicanos de sus distritos de origen. Su mensaje es que la reforma integral de la inmigración merece un voto en la Cámara, y que toda legislación debe permitir que los inmigrantes no autorizados que lo deseen obtengan la plena igualdad como americanos; y no, como proponen algunos miembros del Congreso, que sigan siendo una subclase permanente de trabajadores provisionales, desechables, deportables.
Nueva York, 3 de agosto de 2013
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