Efecto contundente
Javier Marías exageraba un pelín semanas atrás como él mismo lo reconoce al titular su artículo Lo mejor es no haber nacido. Los ciudadanos comunes y corrientes tenemos cierta obligación de ser comedidos, pero ¿no es acaso privilegio de los (buenos) escritores hacer uso de la hipérbole para lograr un efecto contundente, o simplemente descargar su malhumor? Si Machado –perdón, Juan de Mairena– dijera hoy aquello de “Un pedagogo hubo: se llamaba Herodes”, los lectores modernos se le tirarían a la yugular.
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