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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

No es un genérico cualquiera

El vencimiento de la patente permitirá que el precio de Viagra se reduzca de forma sustancial

SOLEDAD CALÉS

Del mismo modo que el ácido acetilsalicílico será por siempre jamás aspirina, por mucho que el sildenafilo se convierta a partir de ahora en uno de los genéricos más vendidos, la píldora azul seguirá siendo viagra. Ya no Viagra, sino viagra. Pero, para disgusto de Pfizer, el laboratorio que la patentó en 1996, y alegría de muchos otros, el precio nunca volverá a ser el mismo. El sábado venció la patente en España y, a partir de ahora, la más famosa de las píldoras de la felicidad, porque permite a muchos hombres recuperar la capacidad de erección perdida, podrá venderse como genérico y eso permitirá que el precio se desplome.

Una caja de cuatro pastillas costaba hasta ahora 60 euros, es decir, 15 euros por pastilla. En México, donde la patente venció en noviembre, el precio ha caído a la tercera parte. Teniendo en cuenta que la disfunción eréctil afecta al 10% de los hombres, que la mayoría de ellos son perceptores del consumido sistema de pensiones español y que la píldora azul no está cubierta por la Seguridad Social, la trascendencia social y económica de la noticia resulta evidente. Viagra ha sido sin duda el pelotazo farmacológico más importante de las últimas décadas.

Su historia se remonta 130 años atrás, a los experimentos con nitroglicerina que permitieron al químico que ha dado nombre a los premios más prestigiosos del mundo, Alfred Nobel, descubrir la dinamita. Al final de su vida, Alfred Nobel sufrió del corazón y su médico le prescribió nitroglicerina. Aunque no se conocía el mecanismo de acción, se había observado que tenía efectos cardiovasculares. Muchos años después se descubrió que era uno de los componentes del explosivo, el óxido nítrico, el que actuaba como vasodilatador.

A partir de este hallazgo, por el que sus autores recibieron el Premio Nobel en 1998, Pfizer desarrolló la píldora milagrosa que dilata el pene. Ha permitido tratar la disfunción eréctil de 37 millones de hombres y se ha convertido en un icono utilizado incluso por la CIA como moneda de cambio para obtener información en Afganistán. Y también se utiliza, sin control médico, para peligrosos usos recreativos. Pfizer ingresó en 2012 más de 2.000 millones de dólares por la venta de Viagra. El pastel que ahora se abre a la competencia es, pues, enorme.

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