Despropósitos
Sí, ya sé, es tal la saturación de noticias que evidencian la extrema impudicia de nuestras clases dirigentes que sentimos un hastío rayano en la indiferencia. El listado de despropósitos es infinito: el doble baremo de la justicia, la contradicción entre promesas y decisiones, el aumento imparable de la desigualdad social, el trato de favor a los poderosos... Pero aun así, sigue sorprendiendo sobremanera que los mismos prohombres que día sí, día también, proclaman las bondades de la moderación salarial, continúan incrementando sus ya generosos emolumentos para pasmo de propios y extraños. Me pregunto si no habría que mandar a nuestros dirigentes políticos y financieros a alguno de esos exorcistas que el cardenal Rouco Varela quiere meter en nómina.— Juan Fernández Sánchez.
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