Mejora momentánea
La caída del paro en mayo debe confirmarse en el próximo trimestre para conformar tendencia
El gobierno ha recibido el paro registrado de mayo con optimismo. El tiempo dirá si excesivo. Sabedor de que la estadística mensual iba a ser favorable, ha explotado a conciencia la buena noticia durante días, anunciando, antes de su difusión oficial, que el dato sería “esperanzador”; de paso, algunos cargos del Gobierno sugieren que al fin dan fruto las medidas tomadas y que podría ser el comienzo de la recuperación. Pero una cosa son las estadísticas y otra la explotación que se hace de ellas. Y en este caso, la evolución del desempleo da para felicitarse de un respiro coyuntural.
Durante el mes de mayo, el paro registrado cayó en más de 98.000 personas y la afiliación a la Seguridad Social creció en más de 134.000 cotizantes. Son dos buenas noticias que es obligatorio matizar cuando se considera que son números sin desestacionalizar. Al tener en cuenta la estacionalidad, la conclusión es que el número de parados se ha movido relativamente poco. Y que es pronto para pensar todavía en un cambio de tendencia en el mercado laboral. Es más, lo propio es que siga destruyéndose empleo, eso sí, a ritmo crecientemente moderado, durante los próximos trimestres.
Editoriales anteriores
Esta sería la imagen más favorable del desempleo en el mes de mayo. Porque en cuadros estadísticos anteriores, una vez desestacionalizada la evolución del desempleo, el paro seguía aumentando de forma sistemática. En mayo de este año no ha sido así. Parece observarse una desaceleración en el ritmo de aumento del paro y esta circunstancia es la que el Gobierno considera como esperanzadora.
Tras dar la bienvenida a los datos, lo que hay que hacer, por tanto, es observar si la tendencia se mantiene. La frustración derivada de una situación prolongada de paro produce movimientos erráticos en las estadísticas. Si la tendencia durante los próximos meses continuara, convendría analizar la profundidad de la desaceleración antes de aceptar análisis que pudieran conducir a la desilusión. El crecimiento trimestral, todavía marcado por una significativa contracción del PIB (aunque inferior a la del trimestre anterior) indica que el paro registrado de mayo podría ser un espejismo, y que el descenso del desempleo se convertirá en un aumento casi simétrico en el mes de septiembre, cuando venzan los contratos temporales relacionados con el turismo veraniego.
En cambio, lo que no concede respiro es el crecimiento de la temporalidad y la caída de la contratación fija, que ha bajado un 24% respecto al mismo mes del año anterior. Pero esta evolución también debe contrastarse durante los próximos meses. Todavía es pronto para saber si el exceso de temporalidad es una consecuencia imputable a que la economía no se ha recuperado y las empresas solo pueden generar puestos de trabajo precarios por el peso de la recesión o bien esta será en el futuro una línea dominante marcada por la reforma laboral.
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