Denigrados, denigrantes
Leo habitualmente el artículo de Javier Marías con agrado. En el titulado Denigradores que se denigran tengo la impresión de que está viendo el asunto de la presión social a los parlamentarios –a mí también me parece horrorosa la palabra de moda– como el que mira a través de un cristal oscurecido. Miles de personas han firmado créditos hipotecarios con unas garantías abusivas y se encuentran ahora en una situación crítica en su vida. La PAH idea una acción de presión directa a sus representantes, con un decálogo de cómo comportarse durante esas protestas, todo civismo y respeto.
Una vez iluminada la otra parte del cristal, cambia la visión radicalmente. ¿No han sido de esta manera los ciudadanos execrados por el sistema hasta la próxima digestión electoral? ¿Quién escracha a quién?
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