Hijos del presente y del futuro

Se aproxima el día de la madre y, como hijo, nieto y quién sabe si algún día padre, no puedo evitar mi desolación. El Instituto de Política Familiar (IPF) advirtió hace poco que la tasa de natalidad española ha descendido desde 2008 hasta hoy del 1,46 al 1,36. Eduardo Hertfelder, director de esta institución, afirmó que esto “significa pérdida de prosperidad, de crecimiento económico y, sobre todo, de futuro”.

Tener un hijo actualmente significa tener apuros para llegar a fin de mes. El coste de la educación se dispara, al tiempo que aumenta el número de las parejas jóvenes con ingresos precarios. El propio IPF ha estimado que son necesarios al menos 98.200 euros por hijo hasta alcanzar la mayoría de edad, una cantidad desorbitada para esas familias fértiles que subsisten, en el mejor de los casos, con algún subsidio o un penoso trabajo.

¿No sería más provechoso que el Gobierno favoreciera a los padres de las nuevas generaciones en vez de malgastar su energía en reformas innecesarias como la de la ley del aborto? Promover la vida no solo se consigue legislando el aborto. Es cierto que los no nacidos merecen protección, pero mucho más útil me parece dar soporte social a sus progenitores.— Gonzalo Sanchís Blay.