Ejercicio de responsabilidad

Creo que cada vez es más evidente que no estamos “solo” ante una crisis económica, bancaria, soberana o política como suelen darse en un ciclo económico convencional, sino ante, y lo que es más preocupante y posiblemente causa también del grado de gravedad de las anteriores, una crisis de valores con mayúsculas. Por tanto, ha llegado un punto en el que encauzar esta situación no solo depende de la satisfactoria implementación de las propuestas de reformas laboral, educativa, sanitaria, bancaria o económicas en general, o de la acuciante necesidad de reestructurar nuestro sistema autonómico o el funcionamiento de los partidos políticos (empezando por las juventudes de los mismos), sino de la reforma que todos deberíamos hacer de nosotros mismos, una profunda revisión de nuestros pilares morales. Para volver a ser un gran país, para volver a estar orgullosos de nosotros mismos, para que nuestros hijos tengan un futuro más prometedor, tenemos que volver a fundamentar nuestro comportamiento, en valores hoy en día desgraciadamente escasos como la justicia, la honradez, la sinceridad, el respeto, la bondad y el honor. Sé que suena idealista, pero creo que verdaderamente todos, seamos políticos o no, laicos o religiosos, deberíamos realizar este ejercicio de responsabilidad de mejorar en nuestro fuero interno y así poder influir positivamente después en nuestro exterior más inmediato. Y eso está a nuestro alcance, es posible, día a día, y será nuestro gran granito de arena para ser mejores y más felices.— Pilar Garicano Madrigal.