El alfabeto de la moda
Los fondos del Museo del Fashion Institute of of Technology de Nueva York y la voluntad de su directora, Valerie Steele, dan pie a una obra de consulta que repasa la biografía de algunos de los diseñadores más relevantes de los últimos dos siglos.
Valerie Steele es la comisaria jefe y directora del Museo del Fashion Institute of Technology (MFIT) de Nueva York desde 1997. Autora de varios libros monográficos de historia de la moda y editora de la revista Fashion Theory, Steele se prodiga también en conferencias y cursos. Como profesora y ensayista, combate los prejuicios que todavía hoy encierran a la moda en una cápsula de frivolidad y no permiten que se muestre en todo su esplendor histórico, estético y cultural. Como comisaria y editora, habla de su último proyecto dentro del MFIT, el más ambicioso a nivel internacional: el libro Fashion designers: A-Z (editorial Taschen), que acaba de publicarse en seis ediciones limitadas – en total, 11.000 ejemplares– y encuadernadas con telas creadas para la ocasión por diseñadores de moda.
¿Cuál ha sido el proceso de creación del volumen? Mi perspectiva inicial era hacer algo parecido a lo que Taschen había realizado con el Instituto de la Indumentaria de Kioto, un libro de historia de la moda a través de su propia colección y sus fondos. Nuestra colección es más de los siglos XX y XXI, mientras que la de Kioto se centra en el XVIII y el XIX. Así que al principio pensé en titular el libro Museo de moda para explicar cómo es un museo especializado en moda y cómo organizamos nuestra colección. Pero luego pensé que a la gente le seduce mucho más el trabajo y la personalidad de los diseñadores. Así salió el título actual, que responde a cómo tenemos organizada la colección del MFIT. Así lo hicimos, a partir de unos cien diseñadores, por orden alfabético; además de un largo ensayo que me propuse escribir para contar la historia de los museos de la moda a partir de sus primeras facetas imaginarias, encapsulados dentro de otros museos de arte, etnografía, historia, artes decorativas… desde la mitad del siglo XIX. En realidad quería haber escrito un libro sobre esto y llevaba dos años trabajando en ello, pero cuando salió este proyecto con Taschen decidí que podía volcar ahí toda la investigación que había realizado.
¿Hasta qué punto han colaborado en el libro los diseñadores reseñados? Poco o nada. Hemos querido mantenernos independientes en cuanto a la selección. No se basa en un listado de los mejores diseñadores del mundo, sino de los que tienen un significado real en la colección del MFIT. En algunas fases hemos llegado a hablar con alguno de los muy contemporáneos para incluir alguna de sus piezas en la colección del museo y, por tanto, en el libro, pero ha sido una excepción y la única colaboración que hemos pedido. He querido ser totalmente independiente y mantener la integridad de la colección. Introducir demasiados en este libro lo hubiera convertido en una máquina de relaciones públicas, que no es el caso.
¿Con qué criterio se ha hecho la selección? Pues que representaran la colección del MFIT. Tuvimos que documentar quienes son estos diseñadores y qué buenas piezas tenemos de cada uno de ellos. Después hicimos una lista de los que deben estar sin falta: Chanel, Dior, Balenciaga y todos los grandes clásicos. También hicimos una lista de los que pertenecen al siglo XX y de los que ya son del XXI. Por último, teníamos que seguir un alfabeto con todos, y eso también ayudó a ordenar y, de hecho, fue el eje que había que respetar por encima de todo. Así que tuvimos que poner en la X, por ejemplo, a Xuly Bet, que no es un diseñador mundialmente conocido, pero sí suficientemente interesante. Tuvimos que contactar con Mary Quant para ponerla en la Q. Otra anécdota: habíamos olvidado, durante todo el año que dedicamos al alfabeto, la letra U, y no teníamos nada, hasta que descubrimos una pieza de Undercover, la marca japonesa. Por encima de todo, hemos buscado diseñadores coleccionables y que estéticamente fuesen poderosos. O bien gente que tiene un estilo que los distingue, direccional y propio, y también diseñadores que acaban de entrar en la historia de la moda.
¿Cree que esta selección y el ensayo que ha escrito pueden ayudar a romper los prejuicios que todavía existen sobre los museos de la moda? Desde luego, me gustaría. Creo que la indiferencia con la que los anglosajones han mirado a la moda hasta ahora está empezando a menguar. En las culturas latinas y en algunas asiáticas como la japonesa, la moda siempre se ha contemplado como una forma artística, y creo que este sentimiento está en este trabajo editorial.
Pero también es muy espectacular… También hay espectáculo en los museos. No debería existir una división entre libros y exposiciones inteligentes y libros y exposiciones espectaculares. Debemos trabajar en producir y editar exposiciones de moda que contengan tanto trabajo intelectual como estético. Algo que asombre, enseñe y deleite.
¿Por qué no hay moda masculina en este libro? Es irónico, pues tenemos una buena colección, mejor que la de otros museos. Pero es que estamos trabajando en una exposición para el próximo otoño en torno a la relación entre moda y homosexualidad, Queer style, que, por supuesto, se compondrá sobre todo de moda masculina, de ropa para gais y de gais que diseñan ropa.
Por todo lo que hace, parece que ambiciona convertir el MFIT en el primer museo de moda contemporánea especializado en la era moderna… Un MOMA pero de moda. No lo había pensado, pero es una idea estupenda. Creo que de algún modo sería acertado, porque la moda moderna y contemporánea es nuestro fuerte en la colección del museo. Aunque todavía queda mucho por hacer a nivel cultural, mi compromiso en el MFIT es seguir tejiendo una historia de la moda que contenga todas las piezas necesarias, y son muchísimas, para explicarla. P
‘Fashion designers: A-Z’, publicado por la editorial Taschen en edición limitada.
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