Un kamikaze bien defendido
El Gobierno concede el indulto a un conductor que causó un accidente mortal y desprecia así el trabajo del sistema judicial
Ramón Jorge Ríos es un hombre con una tragedia a sus espaldas. Hace algo más de nueve años, en diciembre de 2003, condujo su coche a gran velocidad por una autopista en sentido contrario hasta que colisionó con otro vehículo y mató a José Alfredo Dolz, de 25 años. Por aquel entonces el secretario de Estado de Seguridad era Ignacio Astarloa. Ramón Jorge Ríos necesitaba un abogado y lo encontró en el despacho de Uría y Menéndez, donde trabajaba y trabaja Esteban Astarloa, hermano del alto cargo del PP. El letrado, sin embargo, no logró librar a su cliente de la carga de la justicia. Los magistrados desestimaron los informes del defensor que hablaban de un episodio de epilepsia, episodio que habría convertido en kamikaze durante unos minutos eternos a un ciudadano de bien.
La Audiencia Provincial de Valencia le condenó a 13 años de prisión por considerar que el kamikaze condujo “con desprecio para la vida de los demás”. Más tarde, el Supremo ratificó la sentencia. Fueron, en fin, 10 años de proceso y consumo de recursos hasta que el año pasado Ríos entró, por fin, en prisión.
Con el cambio de Gobierno, el actual Ejecutivo parece haber asumido las tesis del abogado Astarloa y, por tanto, parece valorar el informe del centro penitenciario en el que ha vivido el kamikaze durante solo 11 meses y en el que se asegura que el preso dio inequívocas muestras de arrepentimiento. El Consejo de Ministros del pasado 7 de diciembre le concedió el indulto.
Fiscalía, jueces y, por supuesto, víctimas —los familiares de Dolz y los heridos del accidente— no dan crédito a tan llamativa medida de gracia teniendo en cuenta los informes de magistrados y fiscales en contra. Incluso al ministro del Interior, Jorge Fernández, le ha resultado imposible esconder su malestar por una medida que contradice las políticas de seguridad vial que él defiende. El Gobierno al que pertenece apenas se ha molestado en justificar su medida de gracia. En todo caso, no parece serio que se impartan indultos con tanta frecuencia despreciando todo el trabajo previo del sistema judicial y que, para colmo, no se expliquen.
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