Sintaxis facial
Soraya Sáenz de Santamaría, sale a las ruedas de prensa con apariencia de humildad. Pero si algún periodista pide aclaraciones, el gesto se le tuerce.
La barbilla ligeramente elevada indica ese grado de vanidad inconsciente que los fotógrafos caritativos intentan corregir pidiendo al fotografiado que la baje. Las cejas, también en posición ascendente, denotan interrogación. Pero no solo, pues al combinarse con el gesto de los labios, levemente fruncidos en un gesto de paciencia contenida, añaden a la interrogación un insulto silencioso.
–A ver qué vas a preguntar ahora, idiota.
El idiota viene subrayado también por la mirada insolente de quien pone en duda la salud mental del interlocutor. Se trata de un gesto habitual en la vicepresidenta. Yo, se dice a sí misma, salgo a la rueda de prensa con buena disposición, incluso con una apariencia de humildad que pocos de mis predecesores han logrado igualar. Y me mantengo en ese tono el tiempo que sea necesario ofreciendo a los periodistas el menú del día, que es siempre el mismo: que congelamos las pensiones sin congelarlas, que subimos el IVA sin subirlo, que privatizamos la justicia sin privatizarla, etcétera. Ya deberían estar acostumbrados a este tipo de afirmaciones negativas. Una no sale aquí para aclarar nada, sino para confundirlo todo. ¿A qué esa insistencia entre el sí y el no que jamás ha pertenecido a la cultura del Gobierno que me honro en vicepresidir? Ante tal insistencia, no tengo otro remedio que poner en marcha la sintaxis facial que ustedes pueden observar en esta imagen. Así, mientras el periodista formula verbalmente su pregunta, yo formulo facialmente la mía:
–¿Es usted idiota o qué?
Y funciona, de momento funciona.
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