Apocalipsis contable

Cuando se escriba una Historia sonrojante de la economía, un libro que podría patrocinar José María Ruiz Mateos, uno de sus capítulos más estrepitosos será sin duda el de la compañía informática Hewlett Packard y su joya británica Autonomy, una sociedad de tratamiento de datos. Los hechos sucintos demuestran que, a pesar de lo que confiadamente suponemos, algunas operaciones de alto standing parecen rubricadas por ejecutivos en pleno síndrome de estupefacción mental. He aquí que Hewlett Packard (en adelante HP) compró Autonomy en 2011 por 8.600 millones de euros. Los analistas financieros aseguraron (en voz baja, porque nadie recuerda una denuncia feroz) que adquirir una empresa por un precio que multiplicaba en más de 11 veces su facturación parecía una extravagancia. Pero HP concretó la compra y un año después ha tenido que rebajar el valor de su adquisición hasta unos 1.800 millones de euros. Así que nos encontramos con una firma mundial, soporte y estandarte del mercado informático, que ha tenido que depreciar el valor de un activo en más de un 80% en menos de un año y, lo que es peor, provisionar la diferencia y registrar unas pérdidas de más de 9.800 millones de euros.

Explicación de Meg Whitman, consejera delegada de HP: Autonomy distorsionó la contabilidad y coló a los compradores una sarta de errores contables que engañaron al comprador. Si fuera cierto, HP debería contratar al contable a cualquier precio, porque es el más listo de Wall Street y del resto de los mercados anglosajones. Engañó al CD anterior de HP, Leo Apotheker (a quien ahora llaman Hypotheker, por la situación en la que ha dejado a la compañía), y a su equipo de analistas y abogados.

Las auditoras, en este caso Deloitte, han vuelto a cubrirse de gloria. KPMG está auditando el informe de Deloitte. Otra demostración de confianza ciega de la empresa hacia su auditor. Es la misma operación de reauditoría que se ejecutó en España con las cuentas de los bancos; cada firma fue convocada para examinar la tarea de sus colegas. ¿Cómo es posible saltar por encima de una sobrevaloración del 80%, sea por errores contables o por cualquier otra causa? El contable de Autonomy tiene la respuesta.