Educación y mercado laboral
Muy loable un nuevo intento de concienciar a la opinión pública de las bondades de la educación, como modo de acceder al mercado laboral. El único pero que le pondría no es lo que dice sino lo que calla. Así, cuando se habla de que el 50% de los que no tienen más allá de la educación básica está en paro y tan solo el 30% de los que tienen educación superior está desempleado, se obvia que en torno al 70% de los trabajadores con titulación superior hace funciones en su trabajo muy por debajo de su cualificación (sobrecualificación se llama al fenómeno). Por tanto, debemos entender que los titulados universitarios están quitando el trabajo de mozo de almacén, teleoperador, encuestador o camarero a los que no tienen una alta cualificación educativa.
Asimismo y en aras de un análisis más profundo, podrían haber intentado desentrañar el misterio de para qué se enseña a los alumnos lexemas, morfemas y monemas, análisis sintácticos, derivadas, integrales o la historia de Babilonia, en lugar de legislación laboral, educación sexual, habilidades sociales (empatía, hablar en público...), derechos básicos como ciudadanos y consumidores, saber cómo funcionan algunos trámites burocráticos administrativos o en qué consiste una hipoteca, al margen de tratar de descubrir sus vocaciones y capacidades y en base a ello ayudarles a trazar un itinerario formativo-profesional de futuro. A no ser que de lo que se trate es de tener una educación para dar trabajo a los profesores, idiotizar a los alumnos y maquillar mientras tanto las cifras de paro juvenil, en cuyo caso estaremos haciendo lo correcto.— Alfredo Sánchez.
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