Un crédito bajo el brazo

Las penurias económicas no solo hacen estragos. De vez en cuando provocan escenas propias de sainete que, de paso, hacen las delicias de los medios, tan torturados por las malas noticias. En Burjassot (Valencia), la urgencia por lograr un crédito ICO para que el Ayuntamiento no entre en quiebra técnica y poder pagar a los proveedores ha obligado al pleno municipal a cambiar de escenario. Con el tiempo apremiando, dado que el plazo legal para pedir el préstamo se acababa, el alcalde de la ciudad convocó un pleno para el lunes pasado. En él se aprobaría con la ajustada mayoría del tripartito gobernante (Compromís, socialistas y Esquerra Unida) la solicitud del dinero (4,8 millones de euros). Estaba todo preparado cuando la concejal socialista Olga Camps se puso de parto y sin su voto era imposible sacar adelante la propuesta, ya que el PP, en la oposición, estaba en contra.

Dada la limitación de movimientos de la parturienta, el alcalde ideó una solución: trasladar la celebración del pleno al hospital.

Tan extraordinaria situación ha llegado aparejada de otras no menos llamativas. Una de ellas es el rechazo frontal del PP de la ciudad a la petición del crédito. Dice su portavoz, Cristina Subiela, que no tiene claras algunas de las facturas que se intenta afrontar. Si es así, que denuncie las que considere incorrectas sin poner en peligro la viabilidad del consistorio y, por tanto, mantener el impago de una mayoría de acreedores que, seguramente, solo esperan cobrar lo que ganaron dignamente con su trabajo. Chocante resulta también que el PP amenace con denunciar el acuerdo por el lugar elegido para celebrar el pleno. ¿No eran las facturas el problema? ¿También molesta el olor a antiséptico de este tipo de centros?

Quizá ignora el PP que el hospital 9 de Octubre que el martes ofició de Ayuntamiento estaba feliz de facilitar las cosas a los ediles en solidaridad, dijo un portavoz, con los proveedores. El caso es que el tripartito ha ganado, de momento, la batalla y Burjassot ha cumplido con el refranero español que dice que los bebés llegan siempre con un pan bajo el brazo. Este —una niña— llega con un crédito ICO.