Los tres problemas de Malí
Esta entrada ha sido escrita por Alex Prats.
Foto: extraída de ACNUR
El pueblo de Malí atraviesa uno de los momentos más difíciles desde su independencia en 1960. La confluencia de tres problemas fuertemente interrelacionados no sólo han puesto en jaque a uno de los países más estables de la región, sino que suponen también un aviso para otros países del Sahel africano.
La crisis alimentaria. Como ocurrió en el 2010, las sequías en el Sahel (la frontera con el desierto del Sáhara) y la falta de capacidad para hacer frente a las mismas por parte de los gobiernos de los distintos países de la zona han vuelto a provocar una crisis alimentaria que amenaza a 13 millones de personas, tres de los cuales en Malí, según un comunicado de Intermón Oxfam. Malí, como ocurre en el resto de países, el norte es la zona más seca y castigada por la crisis alimentaria.
El Norte declara su independencia. A través de un comunicado en su página web, el Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA) ha declarado con fecha 6 de abril de 2012 su independencia unilateral del resto de Malí, y ha llamado al reconocimiento del nuevo Estado por parte de la comunidad internacional. En los últimas semanas, el MNLA se ha hecho por primera vez con el control militar del norte de Malí (Azawad), incluidas las ciudades de Kidal, Gao y Tombuctú. Se calcula que más de 200.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas. El conflicto entre los tuaregs y el gobierno de Malí no es nuevo. Tiene su origen en la independencia y es, en parte, consecuencia de la creación artificial de fronteras en África. En su declaración de independencia, el MNLA ha denunciado, entre otras cosas, la utilización de las hambrunas por parte del Gobierno central como instrumento de represión. Es también en esta zona del país donde el grupo salafista Ansar el Din, relacionado con Al Qaeda, intenta imponer un régimen islámico. Es este grupo el que supuestamente tendría retenidos a dos cooperantes españoles.
El Golpe de Estado. El pasado 22 de marzo, una facción del ejército de Malí bajo las órdenes del capitán Sanogo llevó a cabo un Golpe de Estado contra el gobierno de Amadou Toumani Touré, a falta de sólo un mes para la celebración de elecciones presidenciales. Los golpistas justificaron su acción, precisamente, en la falta de determinación del gobierno para hacer frente a la rebelión tuareg en el Norte. El golpe de Estado provocó que los jefes de la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO) decidieran imponer sanciones económicas, financieras y diplomáticas. La CEDEAO ha recibido el apoyo de la Unión Africana y de las Naciones Unidas.
En fin, que a perro flaco, todo son pulgas.
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