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La gran filtración

Zapatero "camina por el filo del cuchillo"

Para EE UU, el presidente corrió gran riesgo en el 'proceso de paz'.- Rubalcaba creyó un error alargar dos años la prisión de De Juana Chaos

La rama de olivo tendida a ETA en 2006, el proceso de paz y la desestabilización que ello podía implicar para Zapatero han sido objeto de decenas de telegramas. Uno de los más extensos es del 8 de marzo de 2007: el embajador en Madrid, Eduardo Aguirre, explicaba a su Gobierno que la excarcelación de Iñaki de Juana Chaos era "un inmenso riesgo para el Gobierno Zapatero"; que el presidente español caminaba "por el filo del cuchillo"; que pretendía dejar el proceso de paz vasco como "el legado central de su administración"; y que había "colocado su futuro político en manos de ETA".

Citando confidencias privadas de personas que no identificaba, el embajador daba a entender que el presidente español se enfrentaba a una contestación interna en el PSOE, porque "muchos" de sus partidarios juzgaban "irrazonables" las apuestas del jefe del Gobierno, sobre todo cuando ya se había producido el atentado contra la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas. Un cable secreto, enviado desde París a Washington el 29 de octubre de 2006, ya había advertido de que el contraterrorismo francés sabía que ETA estaba dedicando la tregua a rearmarse. El alto mando del país vecino que informó de este tema a Estados Unidos aseguró que también lo había comunicado "a los españoles", sin precisar exactamente a quién.

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Tras el atentado en la T-4, los mensajes de la embajada se llenaron de advertencias sobre la difícil estabilidad del Gobierno de Zapatero. La fuente de alguna de ellas era el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Tras la prolongada huelga de hambre mantenida por el preso Iñaki de Juana Chaos, el Gobierno le permitió pasar a una situación de "prisión atenuada", el 1 de marzo de 2007. Una semana después, Rubalcaba almorzó con el embajador Aguirre y le dijo que el Ejecutivo había tomado esa decisión para no convertirle en un mártir de cara a la juventud de ETA. Pero Rubalcaba también atribuyó a un error anterior del Gobierno -del telegrama se deduce que se refería al ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar- haber mantenido a De Juana en la cárcel en 2005, cuando terminaba el periodo de cumplimiento por 25 asesinatos. Para alargarle la prisión hubo que promover un proceso adicional por una causa débil; y el "precio" de ese error, dijo, lo pagaba el Ejecutivo en 2007.

Temor a un atentado

El ministro del Interior también comentó al embajador su temor a un atentado de ETA "contra una o varias personas" de alto rango del PP. No sabía si la cúpula etarra había decidido ir a por todas (todavía no había roto "formalmente" la tregua), pero temía "un acto desesperado". Y reconoció que la banda estaba en condiciones de empujar al PP a la victoria. Coincidiendo con esa etapa turbulenta, la jefa de la diplomacia estadounidense, Condoleezza Rice, suspendió su primer viaje a España, y Rubalcaba trató de averiguar "la verdadera causa" de la suspensión. Problemas "de agenda", le contestó el embajador. Rubalcaba insistió: ¿se podía anunciar un futuro viaje de la secretaria de Estado? De nuevo el embajador contestó que nones. Rice se tomó casi tres meses antes de desembarcar en Madrid, en junio de 2007.

La mala postura en que estaba el Ejecutivo no se parecía en nada al optimismo de casi dos años antes, cuando el Congreso autorizó la apertura de conversaciones con ETA el 17 de mayo de 2005 (con el voto en contra del PP). La Embajada en Madrid permaneció atenta a los cálculos políticos de cada paso. Al día siguiente, una nota recogía comentarios atribuidos a Diego Íñiguez, miembro del gabinete de María Teresa Fernández de la Vega (entonces vicepresidenta), en el sentido de que Zapatero intentaba "el aislamiento del PP en el sistema político español".

El alto el fuego declarado por ETA en marzo de 2006 fue valorado por la embajada como "un golpe político" de Zapatero. Esa nota, del 30 de marzo de 2006, recoge comentarios de Rafael Estrella (portavoz socialista de Asuntos Exteriores en aquel tiempo), en el sentido de que el anuncio de ETA garantizaba virtualmente otro triunfo electoral del PSOE. Veinticuatro horas más tarde, el propio ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aseguraba al embajador que la declaración de alto el fuego era seria.

El interés de la embajada creció varios grados cuando José Bono salió del Gobierno, sustituido en Defensa por José Antonio Alonso. En telegramas anteriores se había descrito a Bono como persona de visión centralista y con "poca paciencia" para negociar concesiones al País Vasco. Verle abandonar el Ejecutivo fue interpretado como la prueba de que Zapatero prefería a otros para llevar la estrategia derivada de la tregua etarra. Fue entonces cuando Rubalcaba entró en Interior, lo cual "sin duda" anunciaba una estrategia para "ganar las próximas elecciones generales por mayoría absoluta", dice el cable.

Pocos meses más tarde, Rubalcaba recibió la visita de Alberto Gonzales, el fiscal general (ministro de Justicia) de Bush. Rubalcaba explicó a su visitante que estaba mejorando el conocimiento de la policía sobre el interior de ETA. Aún así se produjo el bombazo de la T-4, el penúltimo día de 2006, un hecho que trocó las expectativas de la embajada norteamericana sobre la estrategia victoriosa de Zapatero en un franco pesimismo.

Agrio enfrentamiento con el PP

Al giro contribuyó el agrio enfrentamiento del Partido Popular con el presidente del Gobierno. El entonces secretario general del PP, Ángel Acebes, conversó con el número dos de la embajada, Hugo Llorens, el 16 de enero de 2007. "A pesar de los llamamientos de Zapatero a todos los partidos democráticos en España para unirse en un pacto antiterrorista, Acebes dijo que el PP no se uniría a coalición alguna con partidos que apoyan un diálogo continuado con ETA" o la participación de Batasuna en política, se lee en el telegrama correspondiente. Acebes ofreció un "fuerte apoyo" de su partido "a la agenda del presidente Bush". El diplomático Llorens le reconoció que habían trabajado mejor con Aznar, pero rogó al alto cargo del PP que entendiera la necesidad de relacionarse con el Gobierno de turno. Acebes lo comprendió, reiterando que todo iría mejor con Estados Unidos en cuanto su partido recuperara el poder.

En junio de 2007, ETA dio por terminada la tregua anunciada 15 meses antes. Quemada la "rama de olivo", la correspondencia diplomática se centró en la posibilidad de una acción terrorista espectacular antes de las elecciones de marzo de 2008, mezclada con supuestas noticias de nuevos contactos del Gobierno con ETA. Cuando El Mundo y Abc hablaron del número 2 de Exteriores, Bernardino León, como participante en conversaciones secretas con la banda, la embajada no les dio credibilidad. Consideraba a León "una figura bastante prominente en los círculos políticos españoles y, en nuestro conocimiento, previamente no ha estado implicado en la política sobre ETA".

Las elecciones generales de 2008 se celebraron el 9 de marzo. Cuarenta y ocho horas antes, Washington había recibido un telegrama secreto sobre "la posibilidad de otro ataque de terrorismo internacional o del grupo terrorista vasco ETA". Ese mismo día, 7 de marzo, un comando asesinó de tres tiros a Isaías Carrasco, ex concejal socialista de Mondragón. Pero eso no era el atentado a gran escala del que la Embajada de Estados Unidos había hablado. El PSOE ganó de nuevo las elecciones y Zapatero no se cayó del poder.

La ofensiva policial y judicial contra ETA de los años más recientes ha sido relatada a Washington puntualmente desde Madrid. Lo mismo que un comentario del juez Javier Gómez Bermúdez, en conversación con dos consejeros de la Embajada, el 24 de febrero de 2009: "A todos los efectos, ETA está acabada".

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José Ignacio de Juana Chaos y su esposa a las puertas del tribunal de Belfast que debía decidir sobre la extradición del etarra.
José Ignacio de Juana Chaos y su esposa a las puertas del tribunal de Belfast que debía decidir sobre la extradición del etarra.AP

Felipe González: Se iba a pagar a familias de presos

Pocos días después de que ETA anunciara su alto el fuego unilateral, de marzo de 2006, el ex presidente Felipe González anticipó al embajador estadounidense en Madrid, Eduardo Aguirre, que si la banda presentaba en adelante "ideas más específicas", Zapatero iba a pedir la autorización del Congreso para negociar. Y añadió que el Gobierno también estaba trabajando "en el tema clave de proveer fondos para gastos corrientes [funding / living expenses] a las familias de los terroristas de ETA presos".

Felipe González enfatizó que eso era "información, no opinión", e insistió en que Zapatero estaba "haciendo lo correcto".

El ex presidente del Gobierno resaltó que aquella era "la mejor oportunidad" que se había presentado hasta entonces de "acabar con la violencia de ETA de una vez por todas", más "realista" que la que se produjo durante los 14 meses de tregua en 1998-1999 en la etapa de Gobierno de José María Aznar.

Esa conversación entre el ex presidente y el embajador, que también versó sobre otros temas, se produjo el 24 de marzo de 2006. La legación diplomática en Madrid dio cuenta a Washington de ese encuentro.

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