Decenas de miles de personas se manifestan en Madrid contra la política antiterrorista

La tercera manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) contra la política antiterrorista del Gobierno en poco más de un año ha congregado a decenas de miles de personas en Madrid. La protesta, con el apoyo de la cúpula del PP y de más de 70 colectivos, ha concluido con una declaración en la que las víctimas piden que no se negocie con ETA ni se "premie" a los etarras porque "lleven mil días sin matar". La Comunidad de Madrid estima en 1.400.000 los manifestantes, la Delegación del Gobierno reduce la cifra a 110.000, los convocantes hablan de 1.750.000 y este diario calcula 180.000.

La protesta, bajo el lema ¡Por ellos!, ¡Por todos!, ¡.....!, ¡En mi nombre ¡No!, ha partido a las 17.30 de plaza de la República Argentina y ha discurrido por la calle Serrano en medio de peticiones de dimisión de Zapatero. La cabecera ha llegado a la plaza de Colón, final de la marcha, a las 19.00. Como en anteriores citas de la AVT, las cifras son muy dispares. La Consejería de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid ha dado el dato de 1.400.000 personas, teniendo en cuenta, según explica en un comunicado, la superficie ocupada por la marcha en la calle de Serrano y adyacentes.

Por su parte, los organizadores aseguran que han sido 1.750.000 personas -según las estimaciones de los miembros de los equipos de seguridad que ocupaban todo el recorrido-; la delegación del Gobierno habla un número diez veces menor que la Comunidad, 110.000 -cálculo realizado con un programa informático a partir de la superficie del recorrido y del nivel de ocupación-; y este periódico calcula unas 180.000 personas. La protesta ha tenido dos cabeceras, la primera con los dirigentes de la AVT, incluido su presidente, Francisco José Alcaraz, que portaba una gran pancarta con el lema de la marcha. Unos metros más atrás, en una segunda cabecera, estaban políticos del PP como la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre; el alcalde de la capital, Alberto Ruiz Gallardón; el presidente, Mariano Rajoy; o el secretario general, Ángel Acebes.

Aznar pide que no se claudique

Llevaban la pancarta "memoria, dignidad y justicia". Delante de la cabecera principal varias víctimas en sillas de ruedas han sido recibidas al grito de "no estáis solos" por parte de los manifestantes, quienes han coreado también lemas relativos a los presos de ETA -"No son presos, son asesinos" o dirigidos al presidente del Gobierno -"Zapatero, embustero". Durante la marcha, Rajoy ha subrayado que "el objetivo es derrotar a ETA, no negociar con ETA". Rajoy ha señalado que en esta movilización "miles de personas piden que se cumpla la ley, que se respete a las víctimas y que el horizonte sea la derrota de ETA y no el pago de un precio político. Eso es lo que pide la gente".

Aznar ha exigido al Gobierno que "vuelva a una política antiterrorista que estaba derrotando al terrorismo" y que "no siga con una actitud que es más bien negociar y claudicar" ante los terroristas. Entre los manifestantes estaba también Irene Villa, junto a su madre, María Jesús González, que ha dicho que la marcha significa que "el pueblo no quiere dar la razón a ETA" y que los ciudadanos no quieren que "se legitime el terrorismo en España" negociando con la banda criminal. Asimismo, la joven ha asegurado que el Ejecutivo debe entender que "no se puede gobernar de espalda al pueblo", en referencia a un eventual diálogo con la organización terrorista.

El encargado de leer el manifiesto final ha sido Alcaraz, que ha declarado que a los etarras "no se les puede premiar porque lleven mil días sin matar" y que ha asegurado que las víctimas quieren la paz "pero no a cualquier precio". Interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de los asistentes, ha dicho: "Las víctimas y la sociedad no estamos dispuestos a someternos al vergonzoso, demencial y siniestro proceso de pacificación que el Gobierno quiere vendernos, sin vencedores ni vencidos". "Por eso desde aquí decimos muy alto y muy claro: en mi nombre no", ha añadido. El Gobierno "debe garantizar que los terroristas no obtengan ninguna contrapartida en ningún proceso de negociación. No se les puede premiar porque lleven mil días sin matar", ha advertido, para recordar que durante ese tiempo ETA ha seguido colocando bombas, extorsionando y amenazando.