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LA OFENSIVA TERRORISTA

Explota un coche bomba en Madrid al paso de un alto cargo del Ministerio de Ciencia

Dos personas resultaron heridas graves, dos calificadas de menos grave y 95 de carácter leve

Un coche bomba cargado con 25 kilos de explosivos y aparcado en doble fila estalló a las 9.10 horas de ayer en Madrid, a la altura del número 58 de la calle Corazón de María, esquina Cardenal Siliceo, a pocos metros del vehículo de Juan Junquera, secretario general de Política Científica. Junquera, objetivo del atentado, resultó ileso. Muy cerca del lugar se encuentran el colegio Padre Claret, el Centro Operativo del BBVA y la sede central de IBM en España.

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Según el balance de víctimas ofrecido por el ministro del Interior, Mariano Rajoy, la deflagración provocó heridas leves a 95 personas, graves a otras dos -una mujer británica y un hombre de origen tunecino- y una madre y su hija de tres años presentan un estado calificado de menos grave.

Rajoy aseguró que es "enormemente significativo" el número de víctimas porque revela "hasta dónde puede llegar el ensañamiento" de ETA. El ministro explicó que, de los 95 atendidos por los servicios sanitarios, 89 fueron dados de alta en distintos momentos del día, y que seis permanecen hospitalizados -dos en el hospital Gregorio Marañón, uno en La Princesa y tres en La Paz-.

La mujer herida grave es una británica de 26 años que perdió un ojo a causa de la metralla. El segundo herido grave es un ciudadano tunecino de 29 años que presenta quemaduras en el 3% de su cuerpo asociadas a un cuadro de shock traumático y que fue trasladado por el SAMUR al hospital de La Paz, donde está ingresado.

María Jesús Suárez Santamaría, de 29 años y que se dirigía en el momento de la explosión al colegio al que asisten diariamente 1.900 niños, permanece ingresada en el Hospital Gregorio Marañón con pronóstico menos grave.

Su hija de tres años, Clara García, está ingresada también con pronóstico menos grave en el pabellón infantil del hospital. Presenta quemaduras en su pierna izquierda, abrasiones en párpados y mano derecha y una herida en la cabeza.

Además, resultó herido leve con traumatismo acústico y un cuadro de ansiedad el taxista que llevaba al tunecino en su coche, J.M.R., que fue dado de alta en el Ramón y Cajal.

En el hospital de campaña instalado por el Samur-Protección Civil, en la Clínica San José y en los diferentes ambulatorios y hospitales de la zona fueron atendidas varias decenas de personas, la mayoría de ellas con heridas leves por corte de cristales y por crisis de ansiedad.

Uno de los heridos leves es José Alfredo Prieto Barquero, de 27 años, un trabajdor de la empresa TECMED que intentaba de forma heróica apagar el fuego de la explosión con un extintor para ayudar a otros afectados. Prieto Barquero está ingresado en el Hospital Gregorio Marañón con insuficiencia respiratoria por inhalación de gases y humos.

Juan Junquera, objetivo del atentado, resultó ileso. Tan sólo presenta tres cortes en la cara. Sin embargo, Manuel Pérez, el chófer de Juan Junquera, sí resultó herido leve. Pérez presenta una herida leve en la zona auricular de la que fue atendido en el mismo lugar del atentado.

Una vecina de Junquera aseguró que los terroristas eligieron esa esquina porque el secretario general pasa cuatro veces al día por dicho lugar para ir a trabajar al Departamento de Ciencia y Tecnología. La vecina explicó que Junquera se salvó "por los pelos" del impacto pleno de la explosión.

Daños en siete edificios

La explosión, que provocó una densa columna de humo, fue oída por los vecinos del distrito de Chamartín, que avisaron a la policía y a los servicios de emergencia.

Uno de los primeros en llegar al lugar del atentado fue el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Javier Ansuátegui, que vive en las proximidades y que ordenó de inmediato la puesta en marcha del dispositivo habitual en estos casos.

A pesar del miedo vivido en los primeros momentos del atentado, la rápida detención de los dos presuntos autores, Aitor Garcia Aliaga y Ana Belén Egues Gurruchaga, gracias al aviso de uno de los vecinos del barrio, generó una sensación de alivio entre las numerosas personas que se congregaron tras el cordón policial, en esta ocasión muy extenso dado que el suceso ocurrió en una zona muy abierta.

La hora en la que se produjo la explosión propició que muchos vecinos se encontraran ya fuera de sus casas y que los alumnos de un colegio cercano, ubicado en la calle de Corazón de María, estuvieran ya en clase. Las clases no fueron interrumpidas a pesar de la explosión.

Los vecinos coincideron en señalar que, de haberse producido antes, el atentado habría provocado una masacre. "Ha sido un milagro", afirmó un quiosquero que presenció el impacto y que asegura que sólo unos minutos antes de la explosión la zona estaba abarrotada de niños.

Sin embargo, los daños materiales son cuantiosos. La onda expansiva provocada por la explosión causó daños en siete edificios, uno de ellos de seis plantas dedicado a oficinas, y a 120 viviendas, según fuentes de los Bomberos del Ayuntamiento. Unas 25 familias no durmieron anoche en sus casas debido a los daños.

El edificio de las oficinas del BBVA es el que resultó más dañado, pero tras la primera inspección visual, no se apreciaron daños estructurales.

Los daños se localizan en la tabiquería y en las puertas de los inmuebles, así como en los revestimientos exteriores de las fachadas, como cristales, toldos, persianas y aparatos de aire acondicionado, que amenazaban con caer a la vía pública.

Recuperar la normalidad

Además, también resultaron afectados unos 30 vehículos que estaban aparcados en las inmediaciones del coche bomba y un autobús de la EMT que circulaba en ese momento por la calle.

Varias dotaciones de Policía Municipal, 50 bomberos, Samur, el Servicio Especial de Limpieza Urgente (SELUR) y técnicos del departamento de Protección de la Edificación y de la Gerencia Municipal de Urbanismo se desplazaron a la calle Corazón de María para devolverla cuanto antes la normalidad.

Una hora después del atentado, el SELUR empezó a trabajar en las tareas de limpieza un equipo de 35 operarios equipados con 15 vehículos especiales para concluir su finción nueve horas después.

Para atender a las personas que sufrieron daños materiales, el Ayuntamiento de Madrid instaló una caseta de información en la misma calle del Corazón de María, esquina a Cardenal Silíceo, donde durante todo el día de hoy los afectados podrán presentar sus reclamaciones.

Aspecto del coche bomba que ha estallado esta mañana en Madrid.
Aspecto del coche bomba que ha estallado esta mañana en Madrid.EFE

Un barrio muy castigado por ETA

La explosión consternó al barrio de Prosperidad, situado en el distrito madrileño de Chamartín, apenas repuesto del atentado que hace menos de cinco meses perpetró ETA contra el general Justo Ortega en esa zona, elegida en más ocasiones por la banda terrorista para cometer sus acciones.

Escasas manzanas separan el número 136 de la calle de López de Hoyos -lugar donde explosionó el artefacto que el pasado 28 de junio alcanzó a Justo Ortega- de la calle del Clara del Rey, donde los terroristas hicieron explosionar ayer 25 kilos de explosivos.

Esta zona, próxima a la salida de la N-II (carretera de Barcelona) y de la carretera de circunvalación M-30, está habitada por vecinos de clase media que hoy han reiterado que nadie, ni los objetivos señalados por la banda, ni los ciudadanos de a pie se merecen el sufrimiento que provocan estos atentados.

Además, ETA ha explosionado más coches bomba en Madrid que en cualquier otra ciudad de España desde el final de la tregua. En total, nueve de los 30 atentados cometidos mediante este procedimiento se han producido en la capital, con un saldo de seis víctimas mortales y más de un centenar de heridos.

El último atentado con coche bomba en Madrid se produjo el pasado 12 de octubre, cuando la banda terrorista colocó un coche bomba en la calle Alcántara de la capital que fue trasladado al depósito municipal de la grúa de la Plaza de Colón, donde estalló el día de la Hispanidad sin causar víctimas mortales.

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