Subirats, al asumir el cargo de ministro: “No puedo imaginar que la Universidad la vayamos a cambiar por decreto”
Manuel Castells, su predecesor, asegura que el catedrático catalán no fue ministro antes que él porque Colau se resistió a que abandonase el Ayuntamiento de Barcelona
En el acto de traspaso de carteras del Ministerio de Universidades los focos debían centrarse en el ministro entrante, Joan Subirats, pero el saliente (Manuel Castells) le quitó parte del protagonismo ―para elogiarle― con su relato sobre su llegada al cargo en enero de 2019 como cuota de los comunes en el Gobierno de coalición. “Hay semillas que pueden reformar la Universidad española y para eso no creo que haya mejor ministro que el profesor Joan Subirats”, ha asegurado el sociólogo que se marcha por motivos de salud. “Eres una autoridad que ha influenciado durante mucho tiempo a políticos y académicos... Cuando la alcaldesa [de Barcelona, Ada Colau] me dijo si estaba de acuerdo para que me propusieran al presidente del Gobierno para asumir la cartera de Universidades le dije: ‘Bueno, si es necesario, pero mira, la verdad, hay alguien mucho mejor para esto que es Joan Subirats’. Y ella me dijo: ‘Sí, estoy de acuerdo, pero no lo dejo a nadie, es mío, lo necesito absolutamente para la gestión de Barcelona”, ha relatado Castells entre las risas de los presentes en el acto. “Y así llegué a ministro. Pero luego Joan cometió un error fundamental en su vida porque al jubilarse se abrió la veda y obviamente llegó aquí”. Subirat fue número dos de la lista electoral de Colau al Ayuntamiento de Barcelona y es un referente ideológico de la izquierda catalana.
Subirats ha iniciado su alocución este lunes recordando cómo sus dos hermanos mayores tuvieron que ponerse a trabajar con 14 años y él se convirtió en el primer universitario de la familia. Y ha tenido un recuerdo para el exministro socialista de Cultura Jordi Solé Turá, que le dirigió la tesis y le ofreció un puesto de profesor ayudante.
El nuevo ministro ha dejado claro que no va a dar un volantazo en la negociación de la ley orgánica del sistema universitario, que está en elaboración: “Lo que ha hecho este ministerio, y puede seguir haciendo, es poner en marcha un ambicioso programa normativo que transforma la Universidad y desde esta base tenemos que avanzar”. Pero también ha dejado claro que está dispuesto a negociar: “La sociedad no se cambia por decreto, por lo tanto, yo no puedo imaginar que la Universidad la vayamos a cambiar por decreto. La ley tiene que hacer un esfuerzo positivo para que el conjunto de iniciativas que tomemos ayuden a mejorar el papel de la Universidad”.
A Subirats le preocupa que la Universidad, una institución milenaria, “no quede al margen del cambio” que se está viviendo la sociedad. Al contrario, cree que debe tener “un papel significativo en este proceso transformador”. Hay que “afrontar retos de una gran complejidad que generan miedo e incertidumbres”, ha dicho, no solo sanitarios sino “en el ámbito social de la desigualdad que se constata cada vez más”, la emergencia climática y el cambio tecnológico que genera dudas en el trabajo. Las atribuciones del ministerio son limitadas y Subirats no lo olvida: “nuestro papel no va a ser el de solucionar todos los problemas, es evidente, pero sí el de impulsar y ayudar a las universidades y los territorios en los que están”.
Al acto han acudido todos los ministros de Podemos ―Alberto Garzón, Ione Belalcázar e Irene Montero― comandados por la vicepresidenta Yolanda Díaz. Y por la parte socialista han asistido las dos ministras con las que Subirats comparte competencias: Pilar Alegría, de Educación, y Diana Morant, de Ciencia. Frente al despliegue de ministros, inusual pues suelen dividirse para nombramientos a la misma hora, al acto han acudido muy pocos rectores y miembros de la comunidad universitaria.
Sin grandes cambios en el equipo
Aunque el equipo de dirección del ministerio no ha sido reafirmado oficialmente en sus cargos, se espera que no haya grandes cambios. De forma que Subirats mantendrá en su puesto a José Manuel Pingarrón, el secretario general de Universidades y exvicerrector de la Universidad Complutense, que Castells renombró pese a las presiones de Podemos que buscaba un perfil más político; y seguirá Marta Cruells, la jefa de gabinete, con la que el ministro ha compartido trabajo en el Ayuntamiento de Barcelona cuando ella era concejala (Feminismos y Relaciones Internacionales) y él estaba en el comisionado de Cultura.
El presidente de la conferencia de rectores (CRUE), José Carlos Villamandos, reconoce que se sienten cómodos con ese equipo con el que negocian desde hace dos años. La CRUE se negó a mediados de noviembre a emitir un dictamen preceptivo sobre la ley de universidades al considerar que el proyecto no estaba cerrado pero, sin embargo, se ha mostrado muy conciliadora en la despedida de Castells. “Gracias a la aportación de todos se evitó el colapso del curso en los meses más duros de la crisis sanitaria”, afirmó la conferencia en una nota.
“Yo no conozco al ministro Subirats, pero las referencias son buenas. Que es una persona muy inteligente, negociadora y abierta. Confiemos en tener buena relación”, sostiene Gómez Villamandos. En su opinión, el proyecto de ley de universidades “está en una situación que no convence a ningún agente”. “A lo mejor se pueden hacer reformas concretas de la LOMLOU [Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Universidades]”, propone Gómez Villamandos. A los sindicatos, por su parte, les preocupa especialmente que se apruebe un Estatuto del Personal Docente Investigador más que la ley.
Las asperezas con los estudiantes, sin embargo, no parecen limarse. Los dos colectivos que negocian con el ministerio ―CEUNE y CREUP― han pedido a Subirats que negocie la ley de universidades desde cero. El ministro no parece por la labor. La fecha tope para hablar termina a principios de febrero si no se alteran los plazos con el cambio en la cartera.
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