El flamenco no quiere ser solo teoría en su estreno en las aulas andaluzas
La formación de los docentes y la necesidad de que haya clases prácticas son las principales dudas que rodean a la nueva materia que se ofertará el próximo curso como optativa de 3º de la ESO
—¡Esto sí que es arte!
—¡Trae a este hombre siempre!
Esta es la reacción espontánea de Lucía y María, de 15 años, después de escuchar una bulería interpretada por los maestros Manuel Domínguez, Castulo, al cante y Antonio Carrión a la guitarra. Entre ambos reúnen un buen puñado de premios y los máximos reconocimientos a nivel nacional e internacional en el ámbito del flamenco, incluido un Grammmy latino al mejor álbum flamenco —que Carrión recibió en 2002―. Pero las chicas no están en ningún concierto, sino en un aula del IES Los Alcores, en Mairena del Alcor (Sevilla). Ellas, junto a otros 15 compañeros, integran el grupo de alumnos que cursan Flamenco, una iniciativa pionera en Andalucía que se puso en práctica gracias al empeño de Teo Vallejo, su profesor de Educación Física. Es un aficionado al flamenco que en cuatro años ha consolidado en el centro una asignatura que, a partir del próximo curso, deberán ofrecer de manera obligatoria todos los colegios públicos de Andalucía como una de las optativas de tercero de la ESO, de acuerdo con el nuevo currículo aprobado por la Consejería de Desarrollo Educativo este mismo mes, tal y como estipula la recién estrenada Ley del Flamenco.
“No sé cómo un arte tan arraigado en Andalucía no se ha enseñado antes en los colegios, a los niños hay que tenerlos enterados de nuestra cultura”, señala Castulo al terminar la clase. En los 45 minutos que ha durado, además de cantar y tocar, ambos han explicado a los alumnos cómo se iniciaron en el mundo del flamenco, quiénes han sido sus maestros o lo complicado que es abrirse camino en este mundo. También han tenido la oportunidad de constatar cómo ninguno considera a Rosalía una artista flamenca. “Mira, eso ya lo tienen interiorizado”, bromea Carrión.
Vallejo tenía muy claro que en Mairena del Alcor, ciudad flamenca por excelencia y cuna de Antonio de Mairena, uno de sus grandes maestros, los alumnos del centro en el que él también estudió de joven tenían que acercarse a este arte. Empezó enseñándoles Flamencomba —”saltaban a la comba con una coreografía de saltos y música flamenca”, explica—, y tras contactar con la Fundación Cristina Hereen, presentó el proyecto de asignatura al Ayuntamiento, a la dirección y al AMPA del centro para conseguir materializarlo como optativa en tercero de la ESO en el curso 2019. “Empezamos abordando la historia del flamenco, de dónde procede, qué significa, y después vamos analizando cante por cante, comenzando por el compás que les pueda resultar más fácil”, explica. Él es el encargado de impartir la parte teórica de la asignatura, de dos horas a la semana, y cada mes, cuatro profesores de la Fundación, expertos en todos los palos, acuden al centro a dar la parte práctica, además de las actuaciones que, como la de esta mañana de Castulo y Carrión, ofrecen al margen de la entidad y de manera altruista, artistas flamencos.
De momento, la Junta solo ha explicitado que la asignatura Cultura del Flamenco será impartida por los profesores de Música y que será de una hora semanal. María Gracia Carrión, la directora del IES Los Alcores y profundamente implicada en el proyecto de flamenco de su centro, está pendiente de que se concrete el temario y espera que sea compatible con la forma en la que ellos están impartiendo esa materia. “Me preocupa porque el que lleva el programa es él [por Vallejo] y nuestro currículum es acorde con los trabajos que hemos hecho previamente, no sé si lo que plantee la Junta en las órdenes de desarrollo vaya a ser más encorsetado y hasta qué punto podamos tener libertad para hacer otras actividades paralelas, como nuestras conferencias ilustradas de flamenco, que impartimos en todos los niveles”, señala.
La directora también manifiesta cierta inquietud por la formación de quienes deberán impartir la nueva asignatura. “La enseñanza es ante todo pasión y yo no sé si el profesor de Música que vaya a estar adscrito va a tener conocimientos en flamenco. No puedo poner al primer compañero que venga porque no sé si voy a tener garantía de éxito”, señala. Así, traslada una de las principales dudas y recelos que han surgido entre los profesionales del flamenco cuando se conoció que iba a ser materia de enseñanza reglada: la capacitación de quiénes vayan a dar esa asignatura y el papel y la presencia de los profesionales en las aulas.
“Como da la clase un artista no la doy yo”
Ana Ruibérriz es la responsable del Bachillerato de Artes Escénicas del IES Carmen Laffón, en San José de la Rinconada (Sevilla), el único en Andalucía que cuenta con la especialidad de flamenco durante un trimestre en todos los cursos. Su experiencia con la Fundación Cristina Hereen, con la que colabora para impartir las asignaturas, inspiró en buena parte el proyecto de Vallejo en Mairena del Alcor. “Te diría que el 80% del profesorado de música en Andalucía procedemos de la formación clásica. Estoy aprendiendo a la vez que mis alumnos, y lo que sé ahora no tiene nada que ver con lo que sabía hace ocho años, pero si de repente tuviera que ponerme a dar clases de flamenco no tendría nada que ver con lo que están haciendo ahora mi grupo de alumnos con los propios artistas que les imparten clases”, señala. “Para mí lo ideal sería crear una bolsa de trabajo con profesores formados y titulados en cante, baile y guitarra flamenca en los Conservatorios y que, como ocurre con los de Religión, vayan a distintos centros a impartir la asignatura, porque como da la clase un artista no la doy yo”, propone.
Hay profesores de Música, como los que se aglutinan en la Asociación del Profesorado de Música de Andalucía, que sí consideran a los docentes más capacitados para impartir esta nueva asignatura, aunque reconocen los retos de la formación. “El profesorado está muy contento de poder dar esta asignatura, pero necesitamos preparación”, señala su presidenta Zoraida Pérez, profesora en el IES Doñana de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). “Muchos llevamos mucho tiempo formándonos en flamenco, pero aún desconocemos en qué van a consistir los currículos porque también hay que impartir historia del Flamenco…”. Pérez explica que a través de los Centros de Profesores se han ofrecido cursos de didáctica en línea de flamenco “pero son pocas plazas y la formación es insuficiente”, reconoce.
Con todo, en septiembre su asociación va a organizar cursos para docentes, aunque es consciente de que en tan pocos meses no se van a poder formar todos. Sobre la presencia de profesionales del flamenco en las aulas, es clara: “Nosotros tenemos la didáctica y los profesionales el conocimiento y muchas veces ellos no saben cómo enseñar o transmitirlo, por lo que opino que lo mejor es que nosotros lo enseñemos, pero que ellos también estén presentes y que la Junta nos dé la posibilidad de poder traerlos para clases prácticas, pero eso cuesta dinero”.
Eduardo Rebollar lleva años acompañando a la guitarra a grandes maestros del cante y tiene su propia academia de flamenco en el barrio de Amate, en Sevilla. Sus clases presenciales de todos los palos no solo atraen a alumnos de medio planeta hacia la capital andaluza. Ha patentado un método de enseñanza en línea por el que se ha interesado la Universidad de Texas. “Cuando tengo un problema con la luz o las tuberías llamo a un electricista o a un fontanero”, indica Rebollar para ilustrar el temor que le suscita que la nueva asignatura no sea impartida por docentes que conozcan el flamenco. “Todo el mundo no está capacitado para dar clases de flamenco, pero tampoco puede ser profesor todo el mundo. Para mí dar clases es como subirte a un escenario, tienes que motivar a la gente, tienes que emocionarla y esto es muy complicado y no me refiero solo a la gente que sea ajena al flamenco, me refiero también a los propios flamencos, porque una cosa es subirte a un escenario y tocar delante del público y otra dar clase. El temor mío es que haya confusiones y contradicciones”, señala.
Una oportunidad para la enseñanza pública del flamenco
Más allá de la capacitación, lo que sí se valoran tanto en ámbito académico como el del flamenco es que, por fin, esa asignatura haya entrado en las aulas. “No se puede defender lo que se ignora, ni se puede amar lo que se desconoce”, asegura Francisco Perujo, coordinador del Máster Interuniversitario en Investigación y Análisis del Flamenco, de la Universidad de Cádiz. “Los niños y niñas en Andalucía salen del sistema educativo público sin una hora de Flamenco en su currículum e ignoran por completo quiénes son o fueron Camarón, la Niña de los Peines, Antonio de Mairena, Arcángel, Manolo Sanlúcar… Eso es impensable, es demencial”, sostiene. Perujo subraya cómo la enseñanza del flamenco había quedado circunscrita al ámbito privado, mientras que ahora existe una oportunidad para tener un espacio en la educación pública, para lo que reclama que se desarrolle un buen programa educativo con coordinación y planificación entre la administración, la academia y los profesionales.
Los maestros del flamenco cuestionan que sea solo una optativa. “Mejor eso que nada, pero el que no la curse se queda sin conocer la esencia de nuestra cultura, pero no debería perder el carácter lúdico”, opina Carrión, sin soltar su guitarra. Vallejo reconoce que su clase de flamenco, pese a ser optativa y competir con otras que, a priori pueden tener más salidas, como Computación Robótica, cada vez suscita mayor interés, hasta el punto de que muchos alumnos han pedido que se extienda hasta 4º de la ESO.
“Los jóvenes solo tienen dos formas de acceder al flamenco, por el móvil, donde es difícil que lo encuentren, o en la escuela, y ahora al menos podrán hacerlo por esa vía”, abunda Perujo.
No es el caso de los alumnos de Teo —muchos, eso sí, con familiares vinculados con el flamenco―, que, como Lucía, han conseguido becas para estudiar en la Fundación Cristina Hereen, ni de los de Ruibérriz: “Dar a conocer el flamenco a la gente joven crea público joven, mis alumnos ahora van a las peñas a escuchar flamenco, compran entradas para espectáculos, van a escuchar a los artistas que han pasado por el aula. Eso lo estamos cambiando porque damos flamenco en nuestro centro, porque si no, motu proprio no iban a ir”.
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