Este es el nuevo examen de Selectividad: preguntas que obligan a razonar y problemas matemáticos sin memorizar las fórmulas
El ejercicio de Lengua pide examinar conjuntamente tres textos y desaparece el análisis sintáctico. El de Matemáticas plantea problemas complejos con datos reales. El de Filosofía incorpora la imagen de una obra de arte y una viñeta. Y el de inglés, una prueba de ‘listening’
Ya están aquí. Después de más de un año hablando de ellos, los nuevos exámenes de Selectividad, que empezarán a aplicarse el año que viene, han sido desvelados este martes en la prueba piloto a la que han sido convocados 2.000 alumnos en 50 institutos de secundaria. El cambio en los exámenes, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, no es revolucionario, pero sí profundo. Consiste sobre todo en que los estudiantes tendrán que razonar más, utilizando los conocimientos que han ido adquiriendo a lo largo de su escolarización, y repetir menos contenidos memorizados expresamente para las pruebas de acceso a la Universidad. Los responsables del Ministerio de Educación y los especialistas de tres de las materias que forman parte de la Selectividad, Matemáticas, Lengua castellana y Literatura y Filosofía consultados por este periódico, creen que el cambio será la palanca que impulse la auténtica transformación del sistema educativo hacia una enseñanza más competencial, un camino que ya han tomado la mayoría de países desarrollados.
Los nuevos exámenes generarán probablemente algunas polémicas. El ejercicio de Lengua, por ejemplo, no incluye el análisis sintáctico de oraciones. Pero sí pide a los estudiantes que redacten varios textos (el más largo de, al menos, 300 palabras), en los que se valorará su corrección sintáctica; es decir, su capacidad de aplicar los conocimientos teóricos sobre sintaxis que han estudiado. El ejercicio tampoco incluye grandes preguntas (aunque sí alguna más pequeña) centradas en detallar las características de los distintos movimientos literarios, como la poesía de posguerra o la Generación del 27, que fomentaban que el estudio de la literatura en Bachillerato fuera muy historiográfico y a menudo no dejaba tiempo para leer. E incorpora, en cambio, innovaciones, como el hecho de pedir a los alumnos que analicen conjuntamente tres textos (en las preguntas anteriores han tenido que hacerlo también por separado) de épocas y características muy diferentes ―una copla de Jorge Manrique, un artículo publicado por Rosa Montero en EL PAÍS, y un cartel del Ministerio de Sanidad sobre el edadismo―, comparando el tratamiento que se ha hecho a lo largo de la historia del tempus fugit.
El ejercicio de Matemáticas plantea ejercicios complejos cuya resolución requiere utilizar diversas ramas de la disciplina, como las funciones, la modelización, la geometría y la probabilística. Y que están basados en datos reales, como las características de las curvas cerradas y las rectas cortas del Circuito Ricardo Tormo de Cheste, o los límites del nivel de alcoholemia según el tipo de conductor (general o novel y profesional). La prueba proporciona las principales fórmulas matemáticas que los chavales tendrán que aplicar, y permite usar la calculadora. Se trata de cuestiones que, según Lluís Bonet, docente de la materia desde hace 33 años y miembro de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas, que ha participado en la elaboración del ejercicio, ya suceden en la evaluación internacional de PISA y en las pruebas equivalentes a la Selectividad en Francia y Portugal. “Lo que se propone en el ejercicio no es más fácil ni más difícil, es otra manera de aprender”, opina Bonet.
El ejercicio de Lengua extranjera (inglés) ha incorporado, por su parte, una prueba de listening (escucha), una grabación, que el alumnado ha escuchado dos veces, en la que se explicaba un proyecto para mejorar el acceso al agua en la India.
Limitaciones de las pruebas
Las pruebas piloto tienen limitaciones importantes. Por un lado, se examina a los estudiantes en un modelo competencial que de momento se ha desarrollado muy poco en las aulas (se impuso, de forma general, en septiembre, pero en muchos centros apenas se ha avanzado). Y por otro, el alumnado que participa en las pruebas piloto es de primero de Bachillerato, lo que ha obligado a adaptar los contenidos a dicho nivel. No es posible, por tanto, comparar los saberes que se ponen a prueba en este ensayo con los de una Selectividad anterior. Se ha hecho así porque en segundo de Bachillerato ni siquiera se ha implantado el modelo competencial (la ley educativa ha empezado este curso por los niveles impares); porque los de primero de Bachillerato serán quienes estrenen el nuevo tipo de examen el año que viene, y para no distraer a los estudiantes de segundo, que dentro de tres meses serán los últimos estudiantes en examinarse de la anterior versión de la selectividad.
Los responsables del Ministerio de Educación consideran por ello que el examen es, en realidad, al propio modelo de prueba. Y esperan que el ensayo sirva para afinar el formato y duración de los exámenes (de 105 minutos, 15 más que hasta ahora). Para ello, entre otras cosas, este martes se entrevista a los alumnos al término de los ejercicios. El hecho de que el alumnado sea de primero ha conducido a ciertas concesiones en las pruebas, como que en el examen de Latín (que muchos alumnos de primero de Bachillerato solo llevan estudiando desde septiembre, porque no tuvieron la materia en la ESO) incorpore un listado de términos traducidos para facilitar la traducción que se les pide realizar en el ejercicio. Las mismas dificultades ha habido con la elaboración del examen de Dibujo artístico, que una parte de los estudiantes nunca habían dado.
Estos son los principales cambios que experimentan tres de los principales exámenes explicados por especialistas de las disciplina que han participado en ellos.
Filosofía
En el examen de Filosofía cambian varias cosas. Por primera vez uno de los textos a analizar es de una filósofa, Hannah Arendt (el nuevo currículo de Bachillerato incluye a ocho autoras, cuando con el anterior, aprobado por el PP, no había ninguna), de su obra La condición humana. Introduce, además, un texto no estrictamente filosófico de un autor (un fragmento de Historia de la Filosofía Occidental, de Bertrand Russell). Y lo más importante, considera Víctor Bermúdez, profesor de secundaria y miembro de la Red Española de Filosofía, que ha revisado el ejercicio, es que en lugar de “ceñirse únicamente a un texto, se comparan, se contrastan, se ponen en relación complementaria o en relación de oposición las ideas de ambos textos, promoviendo el elemento dialéctico”. Frente al enfoque tradicional, centrado en una serie de estudios monográficos sobre autores, la nueva asignatura de Filosofía (y por tanto el ejercicio de Selectividad) persigue, según Bermúdez, “que se trabajen las ideas, más que los autores y los textos, a lo largo de la historia, comparando unos periodos con otros y conectándolos lo más posible con el presente”.
Lo más llamativo del ejercicio es que pide a los estudiantes analizar desde una perspectiva filosófica dos imágenes. Una fotografía de una obra de arte y una viñeta dibujada por un humorista gráfico. “El nuevo currículo plantea como una competencia esencial que el alumnado descubra problemas, ideas y teorías filosóficas en textos y documentos que no sean estrictamente filosóficos, como imágenes, textos literarios, mitológicos, históricos... La idea es no encerrar a la disciplina en un marco demasiado estrecho, sino demostrar que la filosofía está en todos los ámbitos de la cultura. Abrir la disciplina a que el alumnado pueda descubrir y discutir estos problemas filosóficos en contextos que no son estrictamente los de los autores y autoras de la filosofía”, dice Bermúdez.
“La primera imagen (la obra Dirty white trash (with gulls), (ver arriba) plantea sobre todo el problema de nuestra relación sostenible o insostenible con el entorno, la generación de basura, el valor que tiene aquello a lo que dedicamos prácticamente toda nuestra vida, que es a consumir experiencias, objetos, etcétera. Cuyo valor es muy relativo y, en el fondo, igual no valen nada, son simplemente un montón de basura. Hay un juego con las sombras que podría relacionarse con el marco del mito de la caverna [de Platón]. Y hay muchos elementos de carácter antropológico y de reflexión política acerca de cómo deberíamos relacionarnos con el entorno”.
La segunda imagen, sigue Bermúdez, busca que el alumnado “problematice el conocimiento humano”. “Que se dé cuenta o comprenda el elemento subjetivo y, por tanto, conformador del conocimiento. Nuestros conocimientos no son objetivos, sino que siempre, como decía Kant, nos llevan a nosotros en lo que conocemos. La estructura cognoscitiva de la persona que conoce se proyecta, se traslada al objeto conocido, de forma que no podemos dejar de ver el mundo sino a través de nuestra forma peculiar de ver el mundo. Ese es el problema de la objetividad en la ciencia, del conocimiento en general, y de si podemos o no tener una verdad objetiva”.
Lengua castellana y literatura
El ejercicio de Lengua plantea a los estudiantes por un lado cuestiones más convencionales ―aunque competenciales, en el sentido de poner en práctica los conocimientos adquiridos―, como pedirles establecer “el esquema métrico de la copla I” (de Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique), señalar dos ejemplos de antítesis en los versos “relacionándolo brevemente con las características literarias de la poesía de Cancionero”, o identificar “qué tipología textual predomina” en el artículo de Rosa Montero y justificar su respuesta, indicando “cuatro elementos característicos de esa tipología”.
Lo más novedoso, explica Fran Amaya, que ha sido docente de la disciplina durante 18 años, ahora es secretario general de Educación de la Junta de Extremadura y ha participado en la revisión de las pruebas, es el hecho de que se pida un análisis de texto combinado de tres textos de épocas y características muy diferentes.
El enunciado de dicha pregunta es: “En los tres documentos se hace referencia a la brevedad de la vida y al paso del tiempo de distintas maneras y con distintas intenciones. En ellos aparecen tópicos literarios muy utilizados a lo largo de la historia (vita brevis, tempus fugit). Elabore un texto expositivo-argumentativo, empleando un mínimo de 300 palabras sobre uno de estos dos temas”.
Dichos temas son: “1. Analice y compare el tratamiento que recibe el tópico del tempus fugit en los tres documentos incluidos en la prueba, explicando qué sentimiento se quiere provocar o qué idea se quiere sugerir a quien los lee, en cada caso”. Y: “2. A partir del contenido de los tres textos, ¿en qué medida considera que cada uno de ellos sugiere que cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿Cuál es su propia opinión sobre ese asunto?”.
Amaya está de acuerdo con la desaparición del apartado del análisis sintáctico de oraciones en el ejercicio: “La sintaxis es fundamental para un discurso coherente. Pero es uno de los niveles de la lengua. Tenemos que dar el salto de la sintaxis a lo textual. Para que un alumno produzca un texto correcto, con madurez y con los argumentos que dan solidez a la intención, el alumno tiene que demostrar que domina la sintaxis”.
La Selectividad, continúa Amaya, tiene una gran fuerza gravitatoria que condiciona todo el Bachillerato y en general la secundaria. Si en la EVAU se pide analizar oraciones de forma sintáctica, se dedicará mucho tiempo en los cursos anteriores a practicarlo en detrimento, por ejemplo, de crear textos que incluyan un buen manejo de la sintaxis.
Es lo mismo, prosigue el docente, que ha sucedido tradicionalmente con las preguntas en Selectividad sobre las características exhaustivas de numerosos movimientos literarios (que ahora también desaparecen), que forzaban a que la asignatura destinara mucho tiempo a memorizar contenidos de forma historiográfica, en lugar de a leer. Amaya lo considera una lástima, “porque los alumnos están ávidos de encontrar que los libros hablan de ellos, y es al encontrar ese espejo cuando se dan cuenta de la importancia del discurso artístico o literario”.
Matemáticas
El examen de Matemáticas ha sido el único que se ha probado con dos versiones diferentes, para comprobar qué modalidad de optatividad se adapta mejor al alumnado. Una de sus novedades es que consiste en grandes problemas vinculados a hechos reales. Ello requiere no solo que los alumnos combinen diversos tipos de saberes matemáticos, sino también que tengan una buena comprensión lectora. El cruce de habilidades, que acerquen la enseñanza a lo que los estudiantes se encontrarán cuando salgan de la escuela, es una de las características que definen el enfoque educativo competencial.
El ejercicio de Matemáticas plantea tres situaciones reales en las que los alumnos necesitan aplicar sus diversos conocimientos de la disciplina. La primera gira en torno al circuito Ricardo Tormo (e incluye, por ejemplo, una actividad sobre las condiciones de extracción de humos en los boxes para que se pueda trabajar en ellos con seguridad). La segunda versa sobre unas obras de restauración en la catedral de Zaragoza, y su afectación en las estrellas mudéjares de ocho puntas que la decoran. Y la tercera, sobre el funcionamiento de una empresa de hamacas y sombrillas en la playa. “La gran novedad es que plantea las matemáticas bajo el marco de la resolución de problemas, en el que el alumnado tiene que integrar los diferentes sentidos matemáticos”, afirma Lluís Bonet.
Bonet no ve ningún problema en que a los estudiantes se les proporcionen las fórmulas matemáticas o se les permita usar la calculadora durante la prueba, como ya sucede en otros países. “Cuando lleguen al mundo laboral van a trabajar así. Tendrán a su alcance las fórmulas matemáticas y tendrán que saber utilizarlas para resolver las situaciones problemáticas que tendrán delante”, afirma.
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