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Los argentinos ‘descubren’ el comercio electrónico

La eliminación de algunas barreras fiscales y burocráticas incentiva las compras digitales durante el periodo navideño

comercio electronico argentina
Un cliente sale de la oficina de correos en Buenos Aires, en una fotografía de archivo.Ricardo Ceppi (GETTY IMAGES)

La clase media argentina ha celebrado con un festín de compras navideñas en el exterior haber dejado de ser uno de los países más cerrados del mundo. En septiembre, Amazon lanzó una tarifa plana de cinco dólares para envíos a Argentina que causó furor porque permitía acceder a tecnología, ropa y otros productos de Estados Unidos por precios hasta un 70% más baratos que en las tiendas locales. En diciembre, la fiebre por el comercio electrónico aumentó con los beneficios impositivos decretados por el Gobierno de Javier Milei: los consumidores pueden adquirir productos de hasta 400 dólares exentos de aranceles de importación y tienen permitido hacer cinco compras anuales que no superen los 3.000 dólares por mes. La apreciación del peso respecto al dólar en el último año contribuye también a este fenómeno.

Móviles, ordenadores, drones, videojuegos y otros productos tecnológicos están entre los más demandados por ser los que tienen mayores diferencias de precios debido a los aranceles y restricciones que se aplican para proteger a la industria nacional y a los grandes márgenes de ganancia de importadores y vendedores en un país con poca competencia. Hasta ahora, la forma más común de obtener tecnología a precios internacionales era camuflar esos bienes en la maleta al volver del extranjero.

Las maneras de desalentar las compras en mercados foráneos fueron múltiples e incluyeron, entre otras, un infierno de trámites. Entre 2014 y 2016, el Estado exigía estar registrado como importador y presentar una declaración jurada como requisitos para recibir un paquete del exterior. Lo más frecuente era que el envío quedase trabado en la aduana, sin importar si era un regalo de escaso valor de algún familiar que vivía lejos o un bien suntuoso. Algunos desistían de retirarlo porque los impuestos a pagar eran superiores al importe del producto. Otros preparaban la billetera y se armaban de paciencia para recorrer varias ventanillas y aguardar más de cuatro horas en promedio para sacar algo de ahí.

Los trámites se han simplificado y el paso por la aduana es hoy más infrecuente, pero no ha dejado de ser caprichoso, lento y caro. A finales de noviembre, en la sala de espera de la aduana una mujer de mediana edad bregaba porque le dejasen retirar la medicación que le había comprado a su esposo en Estados Unidos por internet, un hombre se desesperaba porque le pedían en impuestos casi lo mismo que había pagado por sus zapatillas en Amazon y un despachante gritaba exasperado ante la falta de respuestas por la pérdida de 10 bultos de 130 kilos.

La lotería de la aduana

Si el envío se hace puerta a puerta, a través de la empresa estatal Correo Argentino, el paquete tiene más posibilidades de ser retenido en la aduana que si se tramita a través de una compañía privada internacional, hacia donde Milei quiere volcar todo el negocio. Las exenciones también son distintas: 50 dólares libres de impuestos en el primer caso; 400 dólares en el segundo. La eliminación de más de 4.000 puestos de trabajo del Correo Argentino ha ralentizado el servicio puerta a puerta, mientras que el otro, conocido como courier, ha despegado tras la entrada del gigante de la logística Mercado Libre.

“El marco normativo cambió hace unas semanas y eso nos llevó a evaluar esta posibilidad”, responden desde Mercado Libre sobre el servicio que lanzaron el 16 de diciembre. La oferta inicial de la empresa incluye el envío gratuito y entre sus promotores ha estado el ministro de Economía, Luis Caputo. La exención de impuestos actual acerca Argentina a Chile, el país más abierto de la región, que contempla compras libres de aranceles hasta los 500 dólares, y lo pone por delante de Perú y Colombia y aún más de Brasil, su principal socio comercial, que grava todo lo que entra. El entusiasmo de los consumidores contrasta con la inquietud de industriales, importadores y comerciantes después de un año marcado por la recesión económica y la caída del consumo doméstico. Acostumbrados a la incertidumbre permanente, algunos han comenzado a reconvertirse; otros, presionan para que la exención de impuestos les llegue también a ellos.

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