Un desconocido salvavidas sale al rescate de Holaluz
El fondo Icosum se compromete a aportar 22 millones a cambio del 33,4% del capital de la comercializadora eléctrica
Holaluz nació hace 14 años para comercializar electricidad. Nada excepcional. En España, al menos sobre el papel de la CNMC, hay 382 empresas activas registradas para vender y comprar energía en el mercado liberalizado. Pelean para arañar clientes a las grandes distribuidoras. Pero Holaluz, que arrastra una situación complicada en los últimos años, ha destacado del pelotón desde sus inicios. Lo ha hecho por el fondo y por la forma de su negocio: energía 100% renovable; apuesta por el autoconsumo con paneles solares en los tejados; ofertas atractivas y contribución a un modelo de generación distribuida de energía que, al menos en teoría, se alinea con las directivas y reglamentos europeos para la eficiencia energética y la lucha contra el cambio climático. “Energía 100% verde para cambiar el mundo”, resumía la empresa, aupada desde 2019 a la Bolsa para empresas en crecimiento (BME Growth). Holaluz voló. Como Ícaro. Tan alto que casi quema sus alas.
A pesar de las dificultades, la compañía intenta mantener el vuelo. “El potencial de crecimiento sigue siendo muy alto”, asegura la presidenta ejecutiva y cofundadora de la empresa, Carlota Pi. “Actualmente, la penetración del autoconsumo en España es inferior al 5%, comparado con el 25% en otros países europeos”, explica. No hay cambio en la estrategia: “Holaluz promueve un modelo de distribución energética disruptivo que se contrapone al modelo centralizado vigente en España”, añade.
La comercializadora fabricó una imagen potente y apostó por el tamaño. Cuantos más clientes, mejor. Su cálculo: el coste de aumentar clientes se amortiza en menos de un año si permanecen en la empresa algo más de tres. Así, cuanta más inversión publicitaria, más clientes, y cuantos más clientes, más rentabilidad. Holaluz ganó en 2013 el primer concurso de compra colectiva de electricidad convocada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Era un comienzo prometedor en un mercado en auge —el autoconsumo solar— que ha pasado en 10 años de una potencia instalada de 22 MWh a 6.955 MWh. Todo a favor, menos el resultado.
Plomo en las alas
La compañía que crearon en Barcelona los ingenieros Carlota Pi, Ferran Nogué y Oriol Vila ha tenido que buscar ayuda tras seis años de pérdidas —54,5 millones en total—. El salvavidas ha sido el fondo Icosum, dirigido por un inversor poco conocido en España, Lotfi Bellahcene, que se ha comprometido a aportar 22 millones en dos fases que le darán el control del 33,4% de la compañía y tres asientos en el consejo. Una operación de salvamento frente a una deuda que a finales de 2023 alcanzaba los 65,4 millones y que se ha reducido a 40,3 millones en junio de este año.
Holaluz no es la única empresa del autoconsumo en apuros. Otras cotizadas, como Solarprofit en España y Sunpower en EE UU se han desencuadernado en la agitación del mercado. Malos tiempos con traducción a números. Holaluz llegó a valer en Bolsa 257 millones (2021) y hoy vale poco más de 30. Un desplome con causas. José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), explica que “el autoconsumo iba subiendo razonablemente bien, con buenos porcentajes, pero en los últimos años y sobre todo en 2022 [año en que se instalaron 2.507 MWh] nos encontramos con motores de cola como los precios altos de la electricidad o los subsidios, que animaban el autoconsumo. Y entonces, en algunos casos, se confundió lo que era un año pico [en actividad e instalaciones] con un año normal”. Algunas compañías se sobredimensionaron. Holaluz apostó por el tamaño y las compras. En 2021 y 2022 adquirió la filial española de Bulb y empresas como Ovo Energy España, Katae Energía, Serna Energía y GHC. Se trataba de sumar clientes y ganar peso entre las comercializadoras.
La corriente ha girado y zarandea a las empresas que no leyeron bien el futuro. A escala de sector, nada grave. “Estamos volviendo a la normalidad”, asegura Donoso. El aterrizaje se debe a la subida de tipos de interés; a la inflación, que afecta a la inversión de las familias, y a que los precios de la energía no preocupan tanto. El reflujo se ve en el ritmo de instalación de paneles para autoconsumo. En 2023, según UNEF, la potencia solar instalada en hogares cayó un 54%; la de los comercios un 42% y la industrial un 13%. Javier García Breva, presidente de N2E, experto en modelos de mercados energéticos, cree que Holaluz y otras empresas del sector “vieron que el autoconsumo era una salida interesante y pusieron todos los huevos en la misma cesta. Ahora, cuando la demanda se ha normalizado, se han quedado en una mala posición”. Holaluz, que en el momento de su salida a Bolsa tenía 156 empleados —llegó a contar con más de 700—, ha presentado un ERE para reducir 200 empleos. Su plantilla hoy es de 356 trabajadores.
A estas alturas, el optimismo de la salida a Bolsa de Holaluz parece un sueño. En el momento de saltar al parqué planteó como objetivos para 2023 superar el millón de clientes, contar con más de 50.000 instalaciones de autoconsumo o superar los 1.000 millones de facturación. Los objetivos no se han cumplido. El pasado ejercicio tuvo 26 millones de pérdidas, las instalaciones solares gestionadas eran 14.500, y su cartera de clientes era de unos 325.000.
Pese a todo, Pi es positiva. La compañía destaca que en el primer semestre de este año el resultado neto consolidado ha mejorado un 35,4% —13,5 millones de pérdidas, frente a los 20,9 millones del primer semestre de 2023—. “Existen tres tendencias que serán muy buenas en los próximos meses”, asegura la presidenta de Holaluz. “Por una parte, el Instituto de Crédito Oficial acaba de poner en funcionamiento la Línea ICO Verde, dotada con 22.000 millones, para financiar actividades de descarbonización; en segundo lugar, la gran bajada de precios de los paneles fotovoltaicos en 2023 se está replicando en el segmento de las baterías en 2024, y, finalmente, la consulta pública recientemente abierta sobre el RD 2019/244 [para regular el autoconsumo] representa una oportunidad única para facilitar el despliegue del autoconsumo colectivo en España, en línea con las directrices europeas que fomentan la propagación de los mercados locales de electricidad”. Los últimos meses tienen mejor color. “En el primer semestre de este año hemos sido capaces de reducir la pérdida de explotación en un 78%”, destaca Pi. Otro alivio: Holaluz ha reestructurado deuda y ha alcanzado acuerdos con el 94% de los acreedores.
El dinero fresco también ha calmado la tempestad accionarial que estalló en la última junta. Entonces, una mayoría de los accionistas aprobó una acción social de responsabilidad contra los consejeros del fondo Axon Partners (16,8%) y la gestora de pensiones vasca Geroa Pentsioak (6,6%), los principales accionistas. Axon y Geroa cuestionaron las cuentas formuladas sin salvedades. Una deslealtad, según la compañía, que acabó con la cotización suspendida. El tema está resuelto. Axon y Geroa, según la empresa, han puesto fin al acuerdo firmado en 2019 con Holaluz y la compañía va celebrar una junta extraordinaria para desestimar la reclamación. Pelillos a la mar. Lo primero es mantener el vuelo. Y no quemar las alas.
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