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Carlota Pi (Holaluz): “Compro el pescado por vídeo y lo pago con Bizum”

La presidenta de la comercializadora de energías renovables dice que se lo debe todo a sus padres, Gabriel y Mercedes

Carlota Pi, fundadora y presidenta de Holaluz.
Carlota Pi, fundadora y presidenta de Holaluz.

Es cofundadora y presidenta ejecutiva de Holaluz, compañía que ha revolucionado el sector eléctrico en España. Carlota Pi (Barcelona, 46 años) quiere cambiar el planeta a través de las energías renovables y sueña con un país lleno de tejados solares. Ingeniera industrial y máster por la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC), cuenta con un MBA de IESE y otro en Business Management por la New York University (NYC). Ha sido profesora de Eficiencia Energética y del Máster en Gestión de Energías Renovables de la Universitat de Barcelona (UB).

P. ¿Cuántas horas trabaja al día?

R. Son difíciles de cuantificar. Puede que 12 horas, pero con flexibilidad. Soy madre de tres niñas, dos de ellas adolescentes. Lo mejor es hacer de madre. Trabajo mucho y muchas horas, y busco compaginar ser madre con ser buena profesional.

P. Entonces, ¿duerme poco?

R. Seis horas. El cuerpo se acostumbra. Con mi primera hija descubrí que dormir estaba sobrevalorado.

P. Al menos los fines de semana los dedicará a descansar...

R. Algún día trabajo. Somos esquiadores. Vamos los fines de semana a La Molina a esquiar. Mis hijas compiten. En invierno, como los días son más cortos, me echo media hora de siesta los fines de semana. Además, soy profesora de Física de mi hija mayor, hago manualidades, me encanta interactuar con adolescentes. Me cuentan los retos que tienen.

P. ¿Le sirve para su trabajo?

R. Tengo pasión por lo que hago. Soy madre y emprendedora. Me gusta leer libros sobre educación infantil y liderazgo. Va de lo mismo, de inspirar al equipo. Quiero ser la mejor madre por la capacidad de escucha, de entender lo que le pasa a los otros, eso me sirve en el día a día de Holaluz.

P. ¿Trabaja con jóvenes?

R. Somos más de 750 personas, con una media de edad de 30 años, muy joven y con poca antigüedad, por lo que hay necesidad de conectar con la historia, el propósito y la transformación constante en la que estamos. Y eso requiere de esfuerzo, de una cultura ligada a resultados y de valores. Ejecutar desde los valores crea mucho valor.

P. ¿Tiene aficiones?

R. Me encanta leer, cocinar y bailar. Son mis vías de escape. La cocina me conecta con la manualidad, con la tierra, con mi madre. Me gusta entrar en las casas que huelen a caldo, a sofrito, a hogar.

P. ¿Hace usted la compra?

P. Me gusta comprar todos los ingredientes. Es una rutina que hago a distancia. Mi pescadera, Ana Montiel, de la Abacería Central de Barcelona, me manda un vídeo de lo que tiene en el puesto de pescado. Tiene el mejor pescado de la ciudad. Y elijo. Luego le pago por Bizum. El chuletón de carne y el embutido lo compro en una carnicería en Roger de Llúria y me lo mandan por Glovo. La fruta y la verdura la compro los sábados en Alp, al lado de la Molina. Y los productos ecológicos los compro en Barcelona.

P. ¿Es organizada?

R. Soy ingeniera y me dicen que no lo parezco. No sé si es un cumplido o una ofensa. La ingeniería es analítica y organizativa, y yo soy creativa y visionaria. No me viene en el ADN, pero mi profesión me permite hacer veinte cosas fácilmente.

P. ¿Recomienda algún libro?

R. Acabo de leer Un caballero en Moscú, de Amor Towles. Es deliciosa. Soy muy fan de Ramón Gener, un músico y divulgador catalán, que ha hecho una serie documental This is Ópera, que es maravillosa, y tiene un libro, El amor te hará inmortal, que me encanta.

P. ¿Se da algún capricho?

R. Hace poco me compré en rebajas una botas de Church’s, muy chulas, de estilo militar pero elegantes, y cuando me las pongo pienso que voy bien calzada.

P. ¿Es de compras fallidas?

R. No compro compulsivamente. No voy de compras, lo hago por internet. Y el 90% de las cosas que tengo me las ha regalado mi marido. Tiene un gusto sensacional y ojo para las compras.

P. Parece feliz

R. Lo soy. A tope, 10 sobre 10. Soy muy disfrutona. Es un privilegio estar viva. Tengo una familia sana, soy madre, estoy satisfecha de haber construido una empresa. El 90% de los privilegios no me los he ganado, por el hecho de nacer donde he nacido, en una familia que me quiere. Todo eso ya me venía. Los privilegios vienen con responsabilidad y hay que saber transformar eso en cosas positivas. Hay que ser conscientes del privilegio que supone construir desde el privilegio.

P. ¿Se enfada alguna vez?

R. A veces, sí. Me enfadan las injusticias o las cosas crueles. Me molestan las personas vagas, la gente que no trabaja.

P. ¿No es perezosa?

R. No. A veces escucho: “estamos de lunes”. Y pienso que es una suerte tener trabajo, que podemos hacer cosas para cambiar lo que no funciona. Mi despertador suena a las 6,25 de la mañana y no paro.

P. ¿Procastrina alguna vez?

R. En algunas cosas. Por ejemplo, una resonancia magnética no entra en mi agenda. Tengo cajas por deshacer de la mudanza. Eso no me preocupa.

P. ¿Cómo se cuida?

R. Como bien, llevo una alimentación sana. Y bailo jazz y claqué. Voy con mis hijas a Coco Comin, una escuela de baile. También esquió y en verano nadamos en el mar, en Calella de Palafrugell, donde veraneaban mis abuelos.

P. ¿Le hubiera gustado dedicarse a otra cosa?

R. Me hubiera gustado ser escritora, algo que haré, y profesora, que ya lo fui en la Universitat de Barcelona. Y ser médico.

P. ¿Su viaje soñado?

R. Hemos viajado mucho. Con las niñas hemos hecho viaje de cooperación por Tanzania y por Europa. Viví en Nueva York en 2002 durante seis meses. Vivía con mi marido, que era novio entonces, y me gustaría hacer ese viaje con mis hijas, mis padres y mis suegros. A ver si podemos hacerlo pronto.

P. ¿Es ambiciosa?

R. Si. Quiero cambiar el mundo, en cómo se consume la energía. Estamos en plena transformación de los tejados solares. El planeta lo necesita y en España hay mucho por hacer en instalaciones fotovoltaicas y en tejados. En todo esto tengo que ser agradecida con mis padres, Gabriel y Mercedes. Les debo todo [se emociona]. Somos cuatro hermanos y siempre nos han dicho que fuéramos lo que quisiéramos. Nos han hecho sentir súper poderosos y únicos. Por ser mujer nunca me he sentido diferente. Y fue fuera de mi casa me di cuenta de que había machismo.

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Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.

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