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Estrella Galicia quiere ocupar más hueco en la nevera de casa

La nueva fábrica de la cervecera le permitirá incrementar las ventas a los hogares y expandir sus marcas fuera de España

Un operario hace el control de calidad en la fábrica de Estrella Galicia en A Coruña, en una imagen cedida por la empresa.
Un operario hace el control de calidad en la fábrica de Estrella Galicia en A Coruña, en una imagen cedida por la empresa.
María Fernández

El presidente de Estrella Galicia, Ignacio Rivera, siempre dice que la suya quiere ser “la cerveza más querida”, no necesariamente la más vendida. Pero con 503 millones de litros producidos cada año en una cifra que no deja de crecer, los planes de Hijos de Rivera, el grupo propietario de la marca, no parecen respaldar del todo esa afirmación. El directivo admite que su obsesión es llegar a facturar 1.000 millones de euros (ahora están en 829), y continuar al mismo ritmo. Para ello el grupo se ha embarcado en cuantiosas inversiones que apoyan la rápida expansión de sus botellines por España y el extranjero. Si entre 2019 y 2021 dedicaron al capítulo inversor 383 millones de euros, entre 2022 y 2024 la cifra se disparó a 650 millones.

El grueso de ese montante ha ido destinado a la nueva fábrica que la marca inaugurará en la recta final de este año en el polígono industrial de Morás en Arteixo (A Coruña), donde también está la sede de Inditex.

La de Estrella Galicia será su segunda planta, muy cerca de su, hasta ahora, única factoría en A Grela, también en A Coruña, y costará 275 millones de euros. Con ella darán un enorme salto en producción: “Añadirá una capacidad de 110 millones de litros más”, explica Rivera. Es casi un 18% más de la burbujeante bebida que distribuye cada año. “Buena parte se irá a la exportación, pero el canal de alimentación va a crecer, es un canal interesante en el que tenemos todavía mucho recorrido”, explica Rivera.

Ese quizá sea ahora el flanco más débil de la cervecera gallega, que basa la mayor parte de su negocio (alrededor de un 65%) en la hostelería (hoteles, restaurantes, bares, cafeterías) y en el mercado español. Como la mayoría de los actores del sector, la suya ha sido tradicionalmente una estrategia de “conquista” de nuevos territorios con sus contratos de exclusividad en bares y restaurantes —donde normalmente, a cambio de la entrega y montaje de grifos, cámaras de frío, terrazas, sombrillas o toldos suele pactarse la venta de sus productos, en este caso cerveza, pero también de su agua Cabreiroá, sidra Maeloc, o sus vinos de marca Ponte da Boga—.

Porque Hijos de Rivera ha diversificado sus catálogo y ya no tiene solo una marca de cerveza: cuenta con una treintena de referencias de vino, siete de agua, zumos, vinagre, mosto, licores y hasta una ginebra, productos que le ayudan a ampliar su penetración. “Crecemos en todas partes, no podría decir un lugar en concreto”, contextualiza el presidente del grupo. Pero en el supermercado su presencia es modesta, del 35% de las ventas totales. Con unos precios sensiblemente más altos que sus rivales, para mejorar en este apartado deberán profundizar en este canal, y no será fácil. El consumo de cerveza en casa está en declive: según el Informe Socioeconómico de la Cerveza en España 2023, editado por la patronal Cerveceros, ahora supone el 39% del total, desde el pico marcado en la covid. Todavía no se ha estabilizado y podría seguir cayendo en los porcentajes que se manejaban antes de la pandemia, de alrededor del 32%.

Estrella Galicia también estudia otra manera de crecer aumentando sus ventas fuera de España, como están haciendo otros competidores —en Mahou ya superan el 20% de la facturación—. “En Europa estamos intensificando nuestra presencia en Alemania, Italia, Portugal, Inglaterra… También estamos en varios países de Latinoamérica”, explica el ejecutivo. Uno se puede beber una Estrella Galicia en 73 territorios, desde Kuwait hasta Filipinas, Japón, Gambia, Singapur o Kirguistán.

Lo que no les ha salido como esperaban son sus planes en Brasil. En 2021 anunciaron que construirían su segunda fábrica de cerveza en Araraquara, en el Estado de São Paulo, en la que iba a ser una gran apuesta estratégica de futuro. Cuando ya habían comprado los terrenos se echaron atrás y han preferido llegar a un acuerdo con Femsa, la distribuidora de Coca-Cola en el país, para que incorpore las cervezas gallegas a su portfolio e ir penetrando poco a poco sin producción local. El plan quedará enterrado hasta que el grupo pueda digerir la inversión en la nueva fábrica.

Mientras, estudian la compra de otras compañías. En julio entraron en el capital de Tyris, una cervecera artesana de Valencia propiedad de la familia Serratosa. Fuera de España tantean alguna marca que no sea de cerveza, aunque el ejecutivo no da más pistas.

Rentabilidad

Los planes de inversión no cambian la costumbre de repartir “San dividendo”, como llama el presidente a la remuneración de los beneficios. Hijos de Rivera es propiedad de una saga familiar en la cuarta generación que ya alcanza los 40 miembros. El presidente es el pequeño de los cuatro hermanos herederos del negocio, y la quinta generación, con miembros que han superado los 40 años, ya toma posiciones dentro de la compañía.

El hasta ahora bien avenido consejo se nutrirá este año con el pago de 53,6 millones: “Tenemos un pay-out que la familia quiere mantener”, explica Rivera, independientemente del plan de inversiones en marcha.

El negocio, por ahora, sostiene los cuantiosos desembolsos. Hijos de Rivera factura menos de la mitad que gigantes como Mahou, pero gana (al menos en 2023) tanto como ellos: el año pasado el beneficio ascendió a 107 millones, con un resultado de explotación de 205 millones. Su margen de explotación, de hecho, es uno de los más abultados del sector cervecero en España.

Sin embargo, la deuda también se ha disparado. El pasivo no corriente ha saltado de 78 millones a 147 en el último ejercicio auditado, y en la casa cervecera esperan que el beneficio sufra contablemente a partir de este ejercicio por las amortizaciones y los gastos financieros a los que tendrán que hacer frente a partir de ahora.

Para seguir fortaleciendo el balance, creen, deberán hacer importantes esfuerzos comerciales y continuar con la expansión. El presidente, en su habitual optimismo, cruza los dedos: “Superada la pandemia, el mercado está mucho más estable. Los beneficios, los precios, el margen bruto… Si no pasa nada vamos a estar tranquilos”, concluye.


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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.
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