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Los ladrones de meteoritos en Argentina se frotan las manos: “En eBay había más de los que tenemos en ‘stock”

La crisis económica y la alta demanda de la relojería de lujo están detrás del incremento de robos en el norte del país

Adam Johnson inspecciona un meteorito
Meteorito caído en Argentina y expuesto en la firma Bonhams de Nueva York, que lo sacará a subasta.Rob Bennett (NY Daily News Archive/Getty Images)

El Campo del Cielo, en el norte de Argentina, es uno de los mayores cementerios de meteoritos del mundo. Hace unos 4.000 años, un astro celeste de 800 toneladas estalló contra la atmósfera terrestre y cientos de fragmentos se dispersaron en un área de más de 200 kilómetros entre las provincias de Chaco y Santiago del Estero. Los científicos han recuperado decenas de meteoritos, pero advierten de que este patrimonio cultural está en riesgo por la proliferación de ladrones atraídos por los elevados precios que pagan en el mercado negro los coleccionistas y por la aparición de nuevos filones de negocios como la relojería de lujo.

La semana pasada, dos personas fueron detenidas en el oeste de Argentina cuando intentaban pasar de contrabando 77 meteoritos robados de Campo del Cielo hacia Chile. En total, las rocas espaciales pesaban 40 kilos y su valor estimado era de 400.000 dólares, según difundieron medios locales. “Chile es la nueva vía de salida de meteoritos de Argentina”, asegura Mario Vesconi, presidente de la Asociación Chaqueña de Astronomía (Acha). “Antes eran Uruguay y Paraguay”, denuncia Vesconi, quien lamenta que los robos se realicen con complicidad de la población local.

La aduana chilena se incautó meses atrás de dos meteoritos que coinciden con los que fueron robados a mano armada en 2019 del Centro de Interpretación de Campo del Cielo. Uno pesa 25 kilos y el otro, 17, y Argentina trabaja para lograr su repatriación. “Gracias a la colaboración de las autoridades chilenas quizás es la primera vez que logramos recuperarlos desde otro país”, se entusiasma por teléfono el secretario de coordinación de Gabinete de la provincia de Chaco, Livio Gutiérrez.

“Supuestamente, el exportador ya había vendido uno a Alemania y el otro a Estados Unidos”, cuenta Gutiérrez, quien reactivó la causa abierta por el robo a raíz del hallazgo en el país vecino. El mayor logro de su lucha quijotesca está a punto de concretarse: el lunes la provincia de Entre Ríos restituirá al Chaco dos rocas espaciales gigantes, una de 1.200 kilos y otra de 600, que estaban exhibidas en un museo de ciencias a más de 600 kilómetros de su lugar de origen.

Los meteoritos que se recuperan son una minoría. A diferencia de lo que ocurre en Argentina, en muchos otros países la venta es legal. “Hace un par de meses, en eBay había más meteoritos de Campo del Cielo de los que tenemos en stock”, lamenta Vesconi. Los coleccionistas se ven atraídos por la rareza de los fragmentos encontrados en el país sudamericano. Son sideritos (rocas metálicas) hechos de una aleación de metales extraterrestres, compuesta principalmente por un 92% de hierro y un 6% de níquel. Solo el 5% de los meteoritos hallados en nuestro planeta corresponden a este tipo. “Son piezas de colección”, cuenta el director del Acha. Gutiérrez agrega que la aparición de líneas de relojes de lujo hechas con esferas de meteoritos ha aumentado aún más la atracción por estos objetos espaciales.

Recorte de los fondos

El recorte de fondos para la investigación propinado por el Gobierno de Javier Milei ha agravado un problema que Argentina arrastra desde hace décadas: la pelea desigual entre los científicos y los ladrones. Se han descubierto 26 cráteres y no hay dudas de que otros siguen ocultos. “Hay mucho todavía por descubrir”, asegura Vesconi. “La gente que está robando tiene muchos más recursos que nosotros haciendo ciencia. Ellos hacen excavaciones y chau, se van con lo que encuentran”, critica.

Las autoridades tienen claro que la solución pasa por concienciar a la población del valor patrimonial de la Reserva Natural Cultural Pigüem N’Onaxa, más conocida como Reserva Campo del Cielo. Hoy parece difícil que alguien se atreva a ejecutar un robo como el perpetrado en 1990, cuando el estadounidense Robert Haag intentó llevarse en un camión la joya de la colección, el meteorito Chaco. Con sus 33.400 kilos, Chaco es el segundo ejemplar más grande del mundo, solo superado por Hoba, de 66.000 kilos, en Namibia. La policía frustró el robo millonario y ese siderito ferroso se exhibe hoy como un trofeo en el parque. Pese a los avances, los altos precios que se pagan por los meteoritos son una gran tentación en medio de la dura crisis que atraviesa Argentina. Los salarios de los trabajadores de las provincias del Chaco y de Santiago del Estero están entre los más bajos del país, y seis de cada diez de sus habitantes son pobres.

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