China, el país del té, se engancha a la cafeína
El consumo de café en el gigante asiático crece más rápido que en el resto del mundo y dos empresas locales, Luckin y Cotti, retan a Starbucks con precios ultrabajos
El aroma del café impregna la vida cotidiana de la nación por excelencia de bebedores de té. China, con sus más de 1.400 millones de potenciales consumidores, se ha convertido en la nueva fuerza motriz de la industria global del café. De acuerdo con las proyecciones de la consultora AiMedia, citadas por el medio económico chino Winshang, en 2023, el tamaño del mercado nacional superó los 80.000 millones de euros y, en 2025, alcanzará casi 130.000 millones. Desde la empresa de análisis GlobalData prevén que las ventas aumentarán a una tasa de crecimiento anual compuesta del 8,7% entre 2022 y 2027, considerablemente superior al promedio mundial del 2%.
La demanda está impulsada principalmente por jóvenes adultos afincados en las grandes urbes, quienes han adoptado un estilo de vida más cosmopolita que la generación de sus padres. De hecho, el gigante asiático ya supera a Estados Unidos como el mayor mercado mundial de franquicias de café por número de establecimientos, según un informe de World Coffee Portal (WCP) publicado el pasado diciembre. En 2023, la apertura de cafeterías en la segunda economía planetaria creció un 58% interanual (WCP), mientras que el consumo de café se incrementó un 15% con respecto a 2022, calcula la Organización Internacional del Café.
Aunque el titán estadounidense Starbucks fue durante casi dos décadas la opción favorita entre los paladares chinos, desde que irrumpieron otras marcas más asequibles y se popularizaron los pedidos a través de aplicaciones móviles, la firma con sede en Seattle ha hecho frente a una competencia cada vez más feroz. Dos empresas nacionales, Luckin Coffee y Cotti Coffee, completan el podio de esta explosión cafetera, y están siendo protagonistas de una guerra sin cuartel por la supremacía en este sector multimillonario.
La joya de la corona del café chino es indiscutiblemente Luckin, a pesar de que estuvo en el punto de mira tras un escándalo de corrupción que le costó su salida de Wall Street en 2020. El año pasado logró el hito de ser la primera cadena de cafeterías en superar el umbral de los 10.000 locales en China —rebasó el número de Starbucks en 2021— y, por primera vez, sus 3.222 millones de euros en beneficios anuales fueron superiores a los de su rival norteamericano, que reportó un total de 2.965 millones de euros en ingresos. A principios de marzo, Luckin contaba con 17.800 puntos de venta en suelo patrio, en comparación con los 7.700 de Starbucks, recoge la revista económica Caixin.
Caídos en desgracia
Pero amenazando ese dominio está Cotti, la nueva compañía de Lu Zhengyao y Qian Zhiya, cofundadores de Luckin y caídos en desgracia por su participación en el fraude de 266 millones de euros en transacciones falsas. El dúo regresó en 2022 para desafiar a su antiguo proyecto adoptando un modelo de franquicia aún más agresivo y con un enfoque centrado en la expansión veloz. La fórmula está siendo un éxito, aunque siembra dudas sobre su sostenibilidad a largo plazo: Cotti tiene casi 7.000 puntos de venta en China y ha entrado en 10 países de Asia, además de Canadá y Australia. En marzo inauguró su primer establecimiento en Dubái —es la única empresa china de café con presencia en Oriente Próximo— y este verano lo hará en Hawái (Estados Unidos).
Los precios irrisorios de Cotti han obligado a Luckin a contraatacar lanzando promociones con aún más frecuencia. Mientras las opciones más baratas de Starbucks rondan los 34 yuanes (4,5 euros) de media, una taza en Cotti cuesta 9,9 yuanes (1,2 euros) y, en Luckin, oscila los 14 yuanes (1,8 euros). A pesar de la encarnizada guerra de precios, Starbucks ha preferido mantenerse al margen. “No nos interesa. Estamos centrados en la gama alta, pero rentable y sostenible”, ha aseverado Belinda Wong, presidenta de Starbucks China. Su fundador, Howard Schultz, zanjó el tema el mes pasado: “Debemos reconocer que hay competencia. Pero no estoy gastando ni un minuto de mi tiempo preocupándome por eso”.
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